Cinco jóvenes de noveno grado en Dinamarca crearon un experimento científico que ha llamado la atención dentro de la comunidad científica. Descubrieron que cuando las semillas de berro hortelano se colocaban cerca de una red Wi-Fi, ellas simplemente no crecían.
El experimento
Comenzó como una observación y una pregunta. Las estudiantes se dieron cuenta que si en la noche dormían con sus teléfonos cerca de sus cabezas, generalmente iban a tener dificultad para concentrarse en la escuela al día siguiente. Querían probar el efecto de la radiación de los celulares en humanos, pero su escuela, Hjallerup School de Dinamarca, no contaba con el equipamiento necesario para manejar un experimento como éste. Por lo tanto en vez de eso, las niñas diseñaron un experimento que pudiera probar el efecto de la radiación móvil en una planta.
Las estudiantes colocaron seis bandejas llenas de Lepidum sativum, un tipo de berro, en una habitación sin radiación y otras seis bandejas de las mismas semillas en otra habitación al lado de dos routers que, según los cálculos de las niñas, emitían casi el mismo tipo de radiación que la que emite un celular común.
En un lapso de 12 días las niñas observaron, midieron, pesaron y fotografiaron sus resultados. Sin embargo hacia el final del experimento, los resultados ya se habían vuelto bastante obvios: las semillas de berro colocadas cerca de los routers de Wi-Fi no habían crecido. Muchas de ellas estaban completamente muertas y de color café mientras que las semillas colocadas en la otra habitación, fuera del alcance de los routers, habían florecido y prosperado.
El experimento les valió a las niñas ganar los máximos honores en una competencia regional y el interés de los científicos alrededor del mundo.
Según Kim Horsevad, una profesora en la Hjallerup Skole en Dinamarca -dónde se llevó a cabo el experimento- una profesora de neurociencia del Instituto Karolinska en Suecia se encontraba interesada en repetir el experimento en ambientes científicos controlados profesionalmente.
Se ha señalado que cuando la radiación Wi-Fi penetra el cuerpo, afecta las membranas celulares y con el tiempo, las células comienzan a perder su habilidad para funcionar adecuadamente. Altera el campo energético natural del cuerpo, lo que causa estrés, fatiga y el debilitamiento del sistema inmunológico. Puede también provocar dolores de cabeza, problemas de concentración, mareos, ansiedad, perdida de la memoria, depresión, hiperactividad, ritmo cardiaco anormal, epilepsia, nausea, reacciones alérgicas en la piel, insomnio, zumbidos en los oídos, presión sanguínea alta, entre otros.
También se dice que los niños son particularmente vulnerables a las señales de radiación Wi-Fi porque sus sistemas nerviosos y sus cerebros se encuentran en pleno desarrollo. Sus cráneos son más delgados y pequeños, por lo que la radiación penetra sus cerebros más profundamente. Muchas escuelas están en la actualidad utilizando Wi-Fi lo que se dice que podría afectar negativamente las habilidades de aprendizaje de los niños.
Todavía no hay estudios que afirmen que estos aparatos producen un daño a la salud
El Wi-Fi conecta aparatos electrónicos a redes de computación inalámbricas (mediante LAN inalámbrica) utilizando radiación electromagnética. El Wi-Fi se instala en casas, escuelas, oficinas, tiendas, hoteles, cafeterías, aeropuertos, bibliotecas, hospitales, edificios públicos e incluso en zonas enteras de ciudades. Las señales de Wi-Fi son, a diferencia de las señales de televisión y de radio, lo suficientemente poderosas como para penetrar paredes de concreto.
Dado que el Wi-Fi es una tecnología tan reciente, no existen todavía estudios para cuantificar los efectos del Wi-Fi en nuestra a salud a largo plazo. Sin embargo, algunos expertos del ámbito de la salud pública tienen una visión más pesimista, creen que es posible que tengamos que enfrentar una epidemia de cánceres en el futuro como resultado del uso incontrolado de celulares y el aumento de la exposición por parte de la población al Wi-Fi y otros aparatos inalámbricos. Por lo tanto, ellos hacen un llamado a que nosotros y especialmente los niños, restrinjamos el uso de nuestros celulares, limitemos nuestra exposición a niveles de fondo del Wi-Fi y desafían a los gobiernos y la industria para que descubran maneras que nos permitan utilizar aparatos inalámbricos sin tener riesgo de contraer enfermedades serias.