Por Catalina Vásquez
23 junio, 2015

No saques conclusiones antes de tiempo. Este encuentro podría tener un final muy interesante. 

Las especies que se unen con un propósito mayor, generalmente obtienen lo que quieren. Con esto me refiero a las hormigas juntando alimento para el invierno, los castores haciendo represas, los pingüinos cuidando a las crías, las aves migrando hacia otro continente, y por supuesto, los humanos cuando quieren conseguir algún beneficio del estado, apoyar una causa, etc. Siempre nos sentimos más fuertes al estar unidos, pero definitivamente, la especie de la que hablaremos en este artículo, es de las realmente poderosas al estar en su manada.

Me refiero a los lobos. Un grupo de estos perros salvajes organizados de acuerdo a una estricta jerarquía social y liderada por un macho y una hembra alfa se traduce en cientos de dientes, garras, velocidad y táctica para atrapar cualquier presa que se presente, sea del tamaño que sea e incluso otro depredador mortal… o bueno, eso es lo que se pensaba hasta que este oso pardo apareció.

https://vimeo.com/130983427

El video se trata de cuatro lobos grises de tamaño adulto, comiendo los resto de lo que fue un ciervo o alce a orillas del río. Es invierno y la verdad, el peor momento del año para encontrar comida, por lo que es muy probable que otros hambrientos interesados lleguen para cenar. En este caso apareció un oso pardo, uno joven que aún no ha llegado a su tamaño de adulto y que apoyando las patas delanteras en el suelo, no superaba la altura de los lobos. Haciendo cálculos, un lobo tiene una capacidad de mordida de 70,3 kilos por centímetro cuadrado y un oso pardo de hasta 84,4 kilos por cm2, además de una piel gruesa, mucho pelo y garras filosas.

¿Qué lección se puede sacar de este encuentro? Cualquiera podría haber ganado esta batalla. Probablemente tenían más oportunidad los lobos, pero el oso se destacó por su valentía y necesidades. 

PD: Nunca te metas con un oso y menos si tiene hambre.