Simplemente no creerás lo que ven tus ojos…
Probablemente al pensar en un cocodrilo, lo primero que vendrá a tu cabeza es la imagen de sus afilados dientes o la violenta escena en la que ataca a sus presas y trata de ahogarlas bajo el agua. Son uno de esos animales a los que todos temen y consideran aterradores, fríos y violentos, pero la historia que estás a punto de conocer desafía todas las concepciones acerca de estos reptiles.
A sus treinta y tantos, Gilberto Shedden , un pescador costarricense mejor conocido como Chito navegaba en su bote por el río Parismina cuando vio algo sospechoso en la orilla.
Era un cocodrilo y estaba herido. Tenía una herida de bala y estaba muy débil y desnutrido.
Sin saber bien qué hacer, se arriesgó y tomó al animal. Luego lo subió a su lancha y lo llevó hasta su hogar.
Lo mantuvo en su jardín trasero para que nadie lo viera, lo alimentó y le dio antibióticos para tratar sus heridas. Después de varias semanas comenzó a recobrar sus fuerzas.
National Geographic
“Yo le daba de comer pollos. Al principio estaba todo feo, flaco y desnutrido y después ya se puso gordito. Lo iba a ver todas las noches, y una vez se me quedó viendo como invitándome a entrar al agua con él, entonces me metí a nadar”, narra Chito.
Desde que Chito le salvó la vida, el cocodrilo de 5 metros de largo y 445 kg al que llamó Pocho, nunca dejó de agradecérselo.
Chito cuanta que intentó dejarlo libre en la laguna o el río varias veces, pero Pocho siempre salía del agua y lo seguía a casa.
Puede que creas que un cocodrilo no puede establecer un lazo con un humano, pero pocho y Chito mantuvieron una gran amistad durante más de 20 años.
Su historia se hizo conocida y comenzaron a hacer espectáculos frente al público.
Jefrey Arguedas/ EFE
Pero lamentablemente en 2011 Pocho, que ya tenía más de 50 años, murió por causas naturales.
A su funeral, presidido por Chito, asistieron cientos de personas que conocían la historia de ambos amigos.