Por Romina Bevilacqua
25 noviembre, 2014

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La producción de comida se ha convertido en una carrera por la máxima eficiencia. Cuando se trata de producción de carne, sea de pollo, res, o cerdo, estas razas son criadas en la denominadas granjas factoría cuya característica más distintiva es el feedlot o corral de engorde de ganado.

Los feedlots, oficialmente llamados Operación de Alimentación Animal Concentrada (CAFO por su sigla en inglés), aloja a miles de animales en espacios pequeños y confinados antes de ser sacrificados. Los críticos llaman a la práctica “inhumana” y dicen que genera problemas medioambientales y enfermedades. “Un feedlot se parece mucho a una ciudad pre-moderna…saturada, sucia y maloliente, con alcantarillados abiertos, calles sin pavimentar y aire sofocante visible por el polvo”, escribe Michael Pollan en su libro “El dilema del omnívoro”.

En Estados Unidos existen alrededor de 15.500 de estas granjas de acuerdo al sitio FarmForward –que utilizó datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos– y el 99% de los animales que se consumen en Estados Unidos son criados en feedlots.

Durante los últimos años, el artista inglés Mishka Henner ha reunido fotos de estos establecimientos vía satélite, para documentar un fenómeno poco conocido. En un principio, buscaba campos de petróleo en las fotos satelitales, cuando de repente se encontró con los feedlots. Henner quedó impactado, ya que no conocía esta versión de la producción de comida. “Los feedlots son una representación brillante de cuán abstracta nuestra industria alimenticia se ha tornado”, contó Henner a Business Insider. “Es un sistema eficiente para extraer el máximo provecho de los animales. Ese es el mundo en el que vivimos hoy. Queremos extraer el máximo provecho de todo, no importa el negocio que sea”.

Como se puede ver en estas fotos, los productos químicos en los desechos de los animales transforman los feedlots en piscinas bizarramente hermosas y multicolores.

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Piscina de un Feedlot en Texas

El objetivo de los feedlots es producir la mayor producción posible al menor costo. Para lograr esto, las vacas comen una combinación de maíz barato, proteínas, suplementos grasos (obtenidos de otras vacas normalmente) y drogas para engordarlas rápida y eficientemente, de acuerdo a Pollan. Naturalmente, las vacas se alimentan de pasto, pero las que son alimentadas así se demoran mucho más en llegar al peso para ser sacrificadas que las que se alimentan con maíz y por ende no son “suficientemente productivas” para este método. “Las vacas alimentadas con pasto simplemente se demoran más en llegar al peso necesario que las criadas con una dieta rica, y ya por más de medio siglo la industria se ha esforzado en reducir el tiempo de vida de un animal de granja en la Tierra”, escribió Pollan.

Según Pollan, desde que las granjas factoría se volvieron parte de la industria alimenticia a mediados del siglo XX, el tiempo de vida de las vacas destinadas a ser sacrificadas se ha ido reduciendo consistentemente. Lo que comenzó siendo de 4 a 5 años, es hoy de 12 a 14 meses. Con el consumo de carne rumbo a aumentar exponencialmente en los años venideros, los feedlots solo aumentarán su dominancia en la industria alimenticia. Y éstos poseen enormes costos medioambientales.

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Alimentadores en Conorado, Dalhart, Texas

Miles de cabezas de ganado en un recinto no muy grande producen cantidades exorbitantes de desechos, que debido a la cantidad de nitrógeno y fósforo que contiene, no sirven como fertilizante. Con todo ese estiércol sin un lugar a donde ir, las granjas deben crear “lagunas de estiércol” –reservorios repletos de desechos tóxicos, de acuerdo al Centro de Control y Prevención de Enfermades (CDC)–. Como puede verse en las imágenes, estas “lagunas” parecen unas placas gigantescas y multicolor.

Estas lagunas de estiércol pueden afectar a la calidad del agua y de la tierra. Los desechos que botan los animales, como el nitrógeno, fósforo, materia orgánica, antibióticos, pesticidas y enfermedades, se filtran dentro de la tierra y a las aguas subterráneas. La Agencia de Protección Medioambiental estima que los estados con altas concentraciones de feedlots pueden tener entre 20 a 30 problemas serios de calidad del agua al año.

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Estos desechos también contaminan el aire. Los trabajadores de las granjas y residentes cercanos han reportado cuadros de asma, dolores de cabeza, irritación ocular y nauseas, todo aparentemente provocado por las emisiones de los feedlots. Los problemas a la salud y medioambientales han reducido el valor de las propiedades cercanas, según un estudio llevado a cabo por la CDC.

En Estados Unidos los feedlots son difíciles de combatir debido a las llamadas leyes “ag-gag” en siete estados, que prohíben la grabación de videos, fotografías y sonidos obtenidos de forma clandestina en granjas. Los que apoyan estas leyes dicen que están orientadas a proteger sus hogares y negocios de intrusos, pero los críticos dicen que tiene un efecto devastador en trabajo de investigación y de denuncia de irregularidades.

Si bien Henner no pisó suelo privado para obtener sus imágenes, dice que ya ha sido advertido de que sus imágenes podrían caber dentro de la categoría “ag-gag” en estados donde sí existen. Aún no se le han presentado cargos de ningún tipo. Las leyes “ag-gag” son uno de los principales motivos por las cuales tan pocas personas han visto fotos de feedlots, lo que hace el trabajo de Henner mucho más único.

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Visto en: Films for action