Querida mamá que intenta hacerlo todo,
Deja de hacerlo.
Toma un descanso.
Deja de tratar de ser perfecta. Deja de compararte con las demás. Deja de tratar de satisfacer las expectativas de todos.
No se pueden arreglar todos los problemas de tus hijos y no tienes todas las respuestas. No se pueden curar todas sus heridas.
A veces, tienes que dejar ir a las cosas.
A veces, tienes que decir: “No, yo no quiero jugar Candy Land… o Culebras y escaleras… nunca más”.
A veces, tienes que comprar comida en el McDonalds camino a casa… por tercera vez esa semana.
A veces, tienen que conseguir sus propios parches y besar sus propias herida… sobre todo cuando no hay sangre.
A veces, tienes que dejar que ellos pasen seis horas al día frente a una pantalla.
A veces, tienes que dejar de escuchar la cacofonía de otras mamás diciéndote la manera “correcta” de criar a tus hijos. Siempre hay alguien dispuesto a decirte lo contrario.
A veces, es necesario dejar los platos sin lavar y pasar por alto la salsa de espagueti salpicada en la cocina y la pared. Asígnales deberes a los niños. No esperes perfección; espera discusiones. Ignóralas.
A veces, es necesario ponerse audífonos en los oídos y escuchar música (¡en el nivel de volumen 10!), ver Mad Men, salir por esa taza de café grande, o visitar una venta de garaje.
A veces, es necesario servir el helado como desayuno.
A veces, es necesario pedir ayuda.
A veces, es necesario darse permiso para ser una mamá promedio. Cuanto más te exiges a ti misma, más difícil es para tus hijos.
A veces – o más bien todo el tiempo – necesitas evitar tomarte de forma personal el lloriqueo, las quejas y la manipulación de tus hijos. Esto no quiere decir que has hecho un mal trabajo, sólo significa que están tratando de salirse con la suya.
A veces, es necesario decir que no y no sentirse culpable por ello.
A veces, es necesario recordar que ninguna madre sabe lo que está haciendo. Si algunas dicen que sí lo saben, están mintiendo.
A veces, la ducha está sobrevalorada. ¿Maquillaje? Pff.
Y recuerda: Los niños son resistentes… especialmente cuando saben cuánto los amas.