Cuando en 2011 Caroline Tompkins volvió a vivir en Brooklyn, rápidamente se aburrió de los silbidos y groserías en la calle.
“Con el tiempo me di cuenta que simples tareas como ir al trabajo o la escuela o tomar el metro se mancillaban por los comentarios y exigencias de los hombres en la calle”, afirmaba Tompkins.
Así que empezó a utilizar su cámara con sus acosadores callejeros.
En su serie “Oye nena”, Tompkins fotografía a los hombres que la han acosado en la calle. Su esperanza es que las personas que ven las fotografías se sientan identificadas con la experiencia o empezarán a comprender lo malicioso que es el acoso que las mujeres enfrentan en los espacios públicos.
La fotógrafa cuenta que cuando caminaba de noche hacia su casa, un grupo de hombres la rodeaba. “Dicen cualquier cosa, desde ‘oye nena’ hasta dónde quieren poner sus genitales o qué tipos de bebés tendríamos juntos. Nunca hay descanso, es implacable”.
Cuando decide fotografiar a un acosador, Tompkins simplemente saca su cámara de su cartera y le informa a la persona que va a tomar su fotografía. Informa, sí, pero no pide permiso.
“Para mí es importante ejercer mi propio poder sobre la situación”, dijo. “En mi caso significa tomar sus fotos y no preguntar”.
Cuando los sujetos protestan, Tompkins se defiende.
“Es importante que sepan que sus acciones tienen consecuencias. Si me preguntan por qué lo estoy haciendo, usualmente les dijo algo como: ‘Tú me dijiste algo, ¿por qué yo no puedo fotografiarte?’ O ‘tu comentario me hizo sentir incómoda.’ Es importante para mi reconocer que sus comentarios me afectaron negativamente”.
Tompkins también espera que después de fotografiarlos estos tipos piensen dos veces antes de acosar a una mujer
Tompkins también quiere luchar contra la noción de que un tipo gritándote en la calle es un cumplido, o algo que las mujeres disfrutan secretamente.
“Asumí que el público general tampoco creía que los piropos eran una experiencia positiva para la mayoría de las mujeres, pero me di cuenta de que casi siempre consideraban que yo era el problema. Las personas me decían, ‘bueno, eres rubia’ o ‘usas muchos vestidos’ o lo que sea. Pero nunca algo que hablara sobre la acción en si misma, y eso es inaceptable. Este trabajo es mi esfuerzo para cambiar eso”.
Tompkins cree que su trabajo es necesario, debido a lo que tantas mujeres sienten cuando caminan en público.