Al igual que un laboratorio, la ciencia también es arte y honestamente, cualquier cosa que involucre hacer mezclas y experimentos llama notoriamente la atención.
En este caso un grupo de personas utilizó 7 bloques consistentes en 5000 tubos de ensayo que bordearon el río Mlýnský Nahon en Eslovaquia. El 6 de octubre el “Biela Noc” (noche blanca), el río se vació. Los tubos de ensayo que ya estaban colgando se llenaron y se diluyeron con fluoresceína (sustancia colorante orgánica). En cuestión de horas, el río se volvió a llenar con agua desviada del río Hornad para dar la ilusión de que estos bloques flotaban en la superficie.
La fluoresceína es un producto químico utilizado para ver el flujo de agua subterránea como resurgimientos, fugas, probar las redes de aguas residuales y encontrar el camino de las redes desconocidas. Su color verde fluorescente desaparecerá gradualmente como resultado de las intervenciones naturales, la luz y la lluvia. De esta forma, cualquier cambio climático sería visto en estos tubos que de a poco, fueron cambiando de distintos colores.
Por visión decorativa, el proyecto propone una reflexión sobre la muerte de “la idea de la naturaleza“. El fluir del agua es manipulada pero no elimina las dimensiones mágicas de las transformaciones sorprendentes. El agua se ha convertido en un producto estratégico y raro en el mundo, además de haber perdido su imagen amable.
Este proyecto se encuentra en un acercamiento entre el uso y la imaginación, así ofrece un sitio o paisaje urbano distinto. Podemos estimar que estas estéticas tienen la capacidad colectiva para disfrutar de un lugar como una experiencia, pero también sabemos las razones sociales e históricas que expresa.
Visto en Elise-morin.