Por Romina Bevilacqua
27 marzo, 2015

Los resultados de este estudio y los daños provocados en este tiempo son lamentables.  

Un nuevo estudio echó por la borda las estimaciones previas de la caza de ballenas gracias a los precisos datos entregados por los rusos cuando informó que la cifra de ballenas sacrificadas en el siglo XX ascendía a 2,9 millones. Esta triste noticia es mucho más que una mirada hacia los horrores del pasado, ya que provee información fundamental acerca del daño causado al ecosistema del océano debido a la eliminación de estos gigantes del océanos.

Los seres humanos han cazado ballenas durante miles de años, pero durante la mayor parte de ese período, el número de muertes fue lo suficientemente bajo como para no afectar a la especie. Sin embargo, todo cambió con la invención del buque ballenero a vapor en la década de 1860. El artículo publicado en el Marine Fisheries Review incluye una cita del Guarda Costero de Estados Unidos afirmando en 1938 que, “Un buque-factoría moderno puede cazar más ballenas en una sola temporada que la flota ballenera de Norteamérica completa de 1846, la cual ascendía a 700 embarcaciones”.

La mayor parte de las ballenas del mundo vivían al sur del ecuador y no fue hasta 1905 que la caza de ballenas industrial alcanzó los mares del sur. Desde ese momento, no hubo vuelta atrás. El estudio estimó que más de dos tercios de las ballenas cazadas entre 1900 y 1999 se encontraban en el hemisferio sur.

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Marine Fisheries Review

Ya en la década de 1920, la Ligue of Nations pidió “medidas internacionales urgentes” para salvar las ballenas de la extinción, pero el esfuerzo fue tan ineficaz como los intentos de prevenir la Segunda Guerra Mundial. “Finalmente la caza de ballenas no fue una industria sostenible”, comentó a Vocativ Robert Rocha Jr., el autor principal de la investigación. “Es una buena lección de cómo no se debe dirigir un negocio”. Rocha y sus co-autores rastrearon el número de cada especie de ballena cazada por década a medida que la industria cambiaba desde la ballena azul a la ballena fin, a la jorobada y finalmente al Minke antártico, mientras que cada especie anterior disminuía hasta casi su extinción.

Hoy en día, se estima que sólo 10.000 ballenas azules sobrevivieron después de la matanza de 150.000 ballenas realizada sólo en la década de 1930. Y a pesar de que la caza del Minke antártico es más reciente, esta especie ha sido capaz de recuperarse hasta casi a su cifra original gracias a que su ciclo de reproducción es más veloz el que otros cetáceos más grandes.

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Rocha afirma que el nivel de destrucción había permanecido oculto porque las cifras de algunos de los países balleneros más importantes, mayormente la Unión Soviética, eran poco fiables. Para este estudio los autores usaron los datos de la Comisión Ballenera Internacional (IWC, por sus siglas en inglés) junto con los informes desclasificados de naciones individuales para producir el estimado. Ellos señalan que, “Se añade permanentemente nueva información a la base de datos de la IWC”, y que esas cifras descartan las ballenas que escaparon tan solo para morir de sus lesiones después. “Cuando comenzamos a sumar todo, fue espantoso”, comentó Rocha a la revista Nature.

La caza de ballenas continúa, a una escala mucho menor, a pesar del hecho de que existe un exceso de carne de ballena. Sin embargo, el avistamiento de ballenas ahora representa una industria mucho más valiosa. Ahora también sabemos que las ballenas fertilizan el océano al alimentarse en aguas ricas en hierro y nitrógeno y defecan en lugares donde los nutrientes son escasos. La reducción masiva de esta función ha empobrecido la población de peces y pudo haber acelerado el calentamiento global.

Visto en: IFLScience