Por María Gana
1 marzo, 2015

A veces olvidamos que esto es una enfermedad, tan real como el cáncer o una deficiencia cardiaca.

Y lo entiendo. Muchas veces me ha pasado. Intentamos animar a un compañero de trabajo y terminamos diciendo cosas un tanto absurdas, considerando que, en general, la gente no se siente miserable a propósito. Este video describe, con ironía, algunos de esos argumentos que debiéramos intentar mejorar:

httpv://youtu.be/NM6ZPNMnslw

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