Por Catalina Vásquez
30 enero, 2015

“Creemos entenderlo todo, pero hay tanto más de lo que nuestros ojos ven”.

El biólogo Edward O. Wilson dice que sentimos el mundo físico que nos rodea menos de lo que mucha gente podría imaginar. “Vivimos únicamente dentro de una sección microscópica de la totalidad de estímulos posibles y que se nos desbordan todo el tiempo”, percibe. Y ciertamente, cuando miramos la forma en la cual variados animales usan estos estímulos naturales para hacerse camino y comunicarse, es realmente bastante profundo. Estamos rodeados por un mundo entero de sensaciones que son completamente desconocidas para nosotros.

1. Espectro electromagnético

Creemos verlo todo, y ¿cómo podríamos entender que hay más que eso si no podemos verlo?. Como Wilson señala, por ejemplo, en el video Big Think, Feromonas y otros estímulos que los humanos no captamos, nosotros sólo vemos la radiación electromagnética que cruza una sección extraordinariamente pequeña de lo que es el espectro completo. De frecuencia radial ultra baja a radiación gamma, en definitiva sólo captamos una pizca.

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Hay muchas partes del espectro que captan otras criaturas. Por ejemplo, polinizadores como las abejas y las mariposas tienen la habilidad de ver luz ultravioleta, lo cual les permite dirigirse hacia el lugar dulce de la flor. Donde nosotros vemos una colección de pétalos amarillos en una Rudbeckia Bicolor, una abeja ve un patrón como el del tiro al blanco que le indica a la señorita exactamente dónde apuntar.

Por su parte, las palomas, tienen un truco realmente asombroso para discernir entre dos tonos de colores casi idénticos. Opuesto al sistema triple de nuestra percepción del color, las palomas pueden sentir hasta cinco bandas espectrales diferentes.


2. Ecolocalización

Algunos animales utilizan ecolocalización tanto para hacerse camino como para cazar. Imagina si fuéramos capaces de emitir sonidos de alta frecuencia y utilizar los ecos que retornan para formar “imágenes” de nuestro medio ambiente. Como si cantando, casi, pudiéramos ver.

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También conocido como biosonar, este es un regalo concedido a animales como murciélagos, como probablemente sepas, pero también ballenas Odontoceti, delfines, musarañas y algunas aves que habitan en cuevas. Pero con esto no termina, como explica Wilson, otros organismos ecolocalizan mediante impulsos eléctricos. Transmiten desde sus cuerpos como los peces eléctricos y las anguilas. “Nosotros no nos damos cuenta de esto en ninguna medida y los murciélagos, por ejemplo, pueden maniobrar con una velocidad y precisión fantásticas, usando simplemente localizaciones de los ecos provenientes de sus misma voces”, agrega Wilson.

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Campos magnéticos

Mientras que la ciencia puede explicarnos todo lo concerniente al campo magnético de la Tierra, un gran número de animales puede, en efecto, sentirlo y utilizan esto a su favor todo el tiempo.

Se han realizado un número de experimentos que demuestran que organismos como los hamsters, salamandras, gorriones, truchas arcoíris, langostas espinosas e incluso bacterias emplean el campo magnético. “Sería tan radical como para decir que es casi omnipresente,” dice John Phillips, un biólogo del comportamiento que ha visto esta habilidad en todo, desde la mosca de la fruta hasta en ranas.

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Los perros utilizan un compás magnético interno para guiar la orientación donde defecar, el salmón lo utiliza para navegar por el océano, e incluso las vacas tienden a encarar ya sea el sur o norte magnético cuando pastorean o descansan. Lamentablemente para los humanos, no hay evidencia científica que indique nuestra posesión de este “sexto” sentido. En cambio, tenemos GPS.

Feromonas

Mientras que el humano vive en un mundo dominado predominantemente por la vista y el sonido, otros organismos viven una existencia en base al olfato, especialmente bajo los medios de las feromonas. Estos olores químicos comunican todo, estrés, peligro y fertilidad sexual. Las hormigas son el modelo perfecto para este fenómeno. Según Wilson, tienen de diez a veinte substancias que utilizan para oler y probar en la organización de su sociedad. “No tenemos conocimiento alguno de esto, sabes, ninguna forma de saber lo que están haciendo”, dice. “Nosotros sólo las vemos corriendo por doquier, pero realmente mediante las feromonas, las hormigas dicen: pongan atención; vengan en esta dirección; problema; situación; oportunidad; ataquen; muévanse del camino; ayuden a limpiar, etc”. 

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Las bacterias, otros insectos sociales y varios mamíferos viven en un mar de feromonas que nosotros apenas podemos captar. “Vivimos, todo el tiempo, especialmente en la naturaleza, entre grandes nubes de feromonas”, dice Wilson. “Estamos recién empezando a entender cómo funciona el mundo natural”.

Visto en: Tree hugger