Maíz asado con mantequilla de tocino y queso cotija

Cuando los colonos ingleses llegaron a Norteamérica, tenían entre sus objetivos, encontrar oro. La idea de hacerse ricos, los motivó a realizar viajes de meses, sin un rumbo claro y hacia lo desconocido y peligroso. El sueño de una vida mejor, en este nuevo continente sin explotar y que debería estar repleto de tesoros. Un sueño que casi se desmoronó, cuando los indios americanos les mostraron lo que supuestamente era oro, ya que venía de la tierra y era dorado como el sol. El maíz, un simple fruto, pero que de todas formas era un tesoro por su delicioso sabor y propiedades nutricionales.

Porciones: 6 mazorcas

Tiempo de preparación: 30 minutos

Ingredientes: 

6 mazorcas de maíz
1 cucharada de aceite de oliva
3 cucharadas de mantequilla, ablandada
2 rebanadas de tocino, frito y desmigajado (migajas muy pequeñas)
85 a 113 gramos de queso Cotija, en migajas
Cilantro fresco, para adornar
Pimienta negra

Preparación:

Precalienta la parrilla en el nivel más alto.

Quita las hojas y cabellos de las mazorcas. Cepíllalas con aceite de oliva y rocía con pimienta. Envuelve cada una en un cuadrado de papel aluminio (sólo para que haya una capa cubriendo el maíz). Asa por unos 5 minutos cada “lado”, rotando el maíz unas 4 a 5 veces, para que quede parejo y cocido.

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Mientras asas el maíz, combina la mantequilla ablandada con el tocino en migajas. Y además, en un plato grande, esparce el queso Cotija en migajas.

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Una vez que el maíz esté listo, deja reposar por 5 minutos para que se enfríe un poco antes de servir. El maíz aún estará muy caliente.

Sirve con un cepillo para untar la mantequilla de tocino, el plato con queso Cotija para que pases el maíz por encima, y un poco de cilantro fresco de adorno.

Nota: Hay muchas formas de asar maíz y esta es la que nos ha dado mejor resultados. Siéntete libre de asar el maíz de cualquier forma que prefieras. Y si no puedes encontrar queso Cotija, estoy segura de que puedes sustituirlo con Feta, Azul o cualquier otro en migajas.

Todas las fotografías pertenecen a How sweet eats