Por Teresa Hechem
8 abril, 2015

“Si eres bilingüe eres capaz de entender diferentes perspectivas”.

De acuerdo a un nuevo estudio, quienes hablan dos lenguas ponen diferentes énfasis en las acciones y sus consecuencias, influenciando la manera que piensan el mundo. También se concluye que quienes son bilingües pueden obtener lo mejor de las dos visiones del mundo, ya que su pensamiento se vuelve más flexible.

Científicos cognitivos han debatido desde 1940 si las formas de nuestro lenguaje nativo influyen en la manera que pensamos o no. La idea ha surgido en las últimas décadas debido a distintos estudios que han sugerido que el lenguaje puede ser un altavoz para prestar atención en ciertas características del mundo. Por ejemplo, quienes hablan ruso distinguen con mayor rapidez las sombras azules que quienes hablan inglés; los japoneses tienden a agrupar más los objetos por sus materiales que por sus formas. Aún así, los escépticos sostienen que tales resultados son solo de laboratorio o que no reflejan las diferencias culturales entre los oradores que no están relacionados con el lenguaje.

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En el estudio nuevo, los investigadores se vuelcan en quienes hablan múltiples lenguajes. El psicolingüista Panos Athanasopoulos, de la Universidad Lancaster en el Reino Unido, explica que en lugar de preguntarnos si quienes hablan más de una lengua, tienen una mente distinta, se cuestionan si pueden existir dos opiniones diferentes dentro de una misma persona.

El profesional y sus colegas han notado que las diferencias lingüísticas influencian en cómo los hablantes de distintos idiomas ven ciertas cosas. Ellos le pidieron a 15 personas que tuvieran como idioma nativo el inglés y a otros 15  el alemán, que vieran una serie de videos que muestran a personas caminando, andando en bicicleta, corriendo o manejando. En cada  conjunto de tres videos, los investigadores le dijeron a los sujetos que decidieran una escena que tuviera un objetivo ambiguo (una mujer que camina hacia un auto estacionado) era más parecido a una escena con un objetivo determinado (una mujer que camina hacia un edificio) o a una escena sin objetivo (una mujer que camina hacia un camino rural). Quienes hablan alemán contrastaron las escenas ambiguas con un objetivo claro 40% del tiempo del promedio, comparado con el 25% de los que hablan inglés. Esta diferencia implica que los habitantes alemanes son más propensos a centrarse en los posibles resultados de las acciones de las personas, mientras que los angloparlantes prestan más atención a la acción misma.

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Los bilingües, por su parte, parecían cambiar de opinión basados en el lenguaje más activo en sus mentes. Los investigadores encontraron que 15 alemanes con fluidez en inglés eran tan objetivos y centrados como cualquier otro hablante nativo cuando se prueba a un alemán en su país de origen. Pero un grupo similar de 15 personas bilingües de alemán e inglés, sometidos a las pruebas en Inglés en el Reino Unido eran igual de enfocados a la acción como los hablantes nativos de inglés. Este cambio también podría ser visto como un efecto de la cultura, pero un segundo experimento mostró que los bilingües también pueden cambiar sus perspectivas a la misma rapidez con la que pueden cambiar de idioma.

En otro grupo de 30 personas bilingües de alemán e inglés, los participantes mantuvieron un idioma ocupado repitiendo cadenas de números en voz alta en uno de los dos idiomas. El distraer una lengua parecía traer a flote automáticamente la influencia de la otra. Cuando los investigadores “bloqueaban” el inglés, los participantes reaccionaban como lo hace un típico alemán y veían los vídeos ambiguos más orientados a objetivos. Cuando bloqueaban el alemán, los bilingües actuaban como lo habían hecho los hablantes de inglés y combinaban escenas ambiguas con las orientadas a objetivos. Mientras los investigadores se daban cuenta que la forma de ver las situaciones era diferente a mitad del experimento, el enfoque de los participantes en objetivos frente a los procesos también cambió.

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Así deducen que quienes son bilingües parecen cambiar estas perspectivas basados en el lenguaje más activo de sus mentes. El estudio descubrió que los 15 alemanes con inglés fluido se enfocaban en el objetivo como cualquier otro hablante nativo que los probaban en su país. Pero un grupo similar de 15 alemanes-ingleses, que fueron probados en el Reino Unido, se enfocaban como los ingleses. Este cambio puede ser un efecto de la cultura, pero un segundo experimento demostró que los bilingües pueden cambiar perspectivas tan rápido como pueden cambiar de idioma.

Estos resultados demuestran que un segundo idioma puede jugar un rol importante en el encuadre de la percepción. El autor dice “Cuando tienes otro idioma, tienes una visión alternativa del mundo. Puedes escuchar música de un solo altavoz, o puedes escuchar en la radio…Es lo mismo con el lenguaje”.

Pero los investigadores que dudan de este rol central en el pensamiento, probablemente seguirán escépticos. El entorno del laboratorio artificial puede hacer que las personas que se basan en un lenguaje más de lo habitual, confíen. Barbara Malt de la Universidad de Lehigh en Pennsylvania dice: “En una situación del mundo real, puedo encontrar razones para poner atención a la continuidad de una acción y otras razones que hubiera puesto atención a su punto final. Nadie dice que tengo que ser bilingüe para hacer eso…No significa que el lenguaje es el lente a través del cual veo el mundo”.

Visto en AAA.org

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