Por Romina Bevilacqua
10 julio, 2015

Bueno…así es como las plantas le demuestran al ser humano cómo sobrevivir en casos extremos. 

Al ver las plantas creciendo dentro de esta gran botella de vidrio, pensarías que podría resultar difícil cuidar de ellas sin que las hojas o raíces se pudran en caso de que lo riegues demasiado por ejemplo. Pero en realidad este jardín encapsulado, no le ha dado ninguna molestia ni trabajo a su dueño. ¡De verdad! Lo único que David Latimer hizo, fue plantar unas semillas en esta botella en 1960 y las regó por última vez en 1972, luego sólo dejó que la naturaleza siguiera su curso.

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Como podrás ver, pese a que no ha recibido ni una gota de agua en 43 años, este jardín embotellado está precioso y ha encontrado la forma de sobrevivir en este extremo ambiente. ¿Cómo? Las plantas dentro de la botella, que pertenecen al género Tradescantia, han logrado sobrevivir del aire reciclado, nutrientes y humedad que encuentran en la botella, ya que al estar aisladas del mundo exterior han creado su propio ecosistema. Las plantas aún continúan absorbiendo la luz del exterior y gracias a esto pueden realizar la fotosíntesis, que les provee la energía que requieren para crecer y vivir.

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En otras palabras estas plantas han creado un ambiente autosuficiente en el que las plantas reciclan los nutrientes, generan su propio “alimento” o energía, convierten el dióxido de carbono en carbohidratos liberando oxígeno y el ecosistema utiliza la respiración celular para descomponer el material en descomposición que arroja la planta. En esta parte del proceso, las bacterias que se encuentran en la tierra absorben los desechos del oxígeno de las plantas liberando dióxido de carbono para que la planta pueda volver a reutilizar. Un poco complicado, pero básicamente es un ciclo natural que funciona bajo sus propios términos. 

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Y pensar que todo esto comenzó una tarde de 1960 cuando David Latimer creyó que sería divertido plantar un pequeño jardín dentro de una botella plástica y dejarla a su merced “por curiosidad” de saber qué ocurriría. Regó la planta cuando la colocó en la botella con 118 ml en 1960. Luego le dio un segundo sorbo de agua similar en 1972 y después sólo dejó que la naturaleza nos demostrara sus increíbles habilidades.