Las primeras


Hacia la mitad del siglo XVII, la bailarina Marie Camargo se dio cuenta de que los zapatos de tacón la limitaban demasiado a ciertos movimientos. Y un día decidió quitarle la base a ambos zapatos, consiguiendo movimientos controlados, ágiles, y comenzando una revolución en la danza.
Las puntas


Todo había cambiado, pero una dedicada bailarina decidió dar un giro mucho más radical a la danza. Sintió que con los zapatos sin base podía hacer mucho, pero necesitaba hacer más, y para eso fue la primera bailarina de ballet en usar zapatillas de ballet con puntas, lo que le dio delicadeza a los movimientos.
Evolución


Luego de la Revolución Francesa, el ballet dejó de ser una extravagancia y se convirtió en una disciplina técnica. El calzado también se fue desarrollando y comenzaron a nacer nuevas zapatillas creadas en base a distintos materiales, formas y estilos. Algo grande estaba por venir.
Ícono de moda


En 1947, estas zapatillas entraron en el mundo cotidiano con ayuda de Rose Repetto, quien las consideraba demasiado cómodas para llevarlas solo a veces. Fue entonces cuando Brigitte Bardot llevó unas ballerinas en una de sus películas, lo que las convirtió en un icono de estilo.
Zapatos de princesa


Luego de eso, grandes celebridades influyentes en el mundo de la moda como Lady Di y Audrey Hepburn aumentaron la fama de este estilo de zapatos. Desde entonces las zapatillas bailarinas se convirtieron en algo más que una prenda estacionaria.
Una revolución


En la actualidad, grandes y reconocidos diseñadores de moda han incluido en su portafolio estas increíbles y cómodas zapatillas. Las características básicas de las zapatillas de ballet no han cambiado, sin embargo se han agregado diversos accesorios que han transformado estos zapatos en una prenda única y vanguardista.