Elige el bebé del Renacimiento que te representa y te diremos qué tipo de borracho eres

Eres el que se ahoga en pensamientos profundos y el que le quiere encontrar el sentido a la vida a toda costa... y en realidad no solo a la vida, sino a todo: a por qué pensamos, a por qué nos gusta tal canción, a por qué hablamos como hablamos, a por qué las películas son como son y un sinfín de preguntas que nunca tendrán una respuesta convincente para ti, porque como filósofo te dedicas a pensar hasta quitarle el sentido a las cosas y la diversión a la fiesta.

Eres el que guarda la compostura hasta el final y que a medida que va avanzando la noche (y la cantidad de alcohol) te vuelves más elegante, más sofisticado y mucho más educado. Es tan así, que mucha gente suele pensar "¿acaso este chico viene de la realeza?", porque créenos que ni el Príncipe Harry es tan elegante como tú (cuando estás borracho).

Eres el buscapleitos, ¡es que todo te indigna en exceso y la rabia se apodera de ti! Eres el Hulk de la fiesta, te transformas hasta quedar irreconocible (e insoportable)... es como si la parte razonable de tu cerebro se apagara totalmente y solo reaccionaras mediante cortocircuitos. En fin, un dilema que nunca podremos resolver.

Sin dudas eres el alma de la fiesta, siempre tienes algo que contar y la forma en que lo haces es tan, ¡pero tan divertida! Que es imposible no quererte, tus chistes vienen y van, y si te ausentas un rato se nota de inmediato. Las carcajadas que provocas atraen a la gente y eso te gusta, porque en el fondo, es tu talento el que estás compartiendo para hacer reír a la gente.

Esto puede ser tan bueno como malo, porque las travesuras que se te ocurren pueden ser las mejores travesuras de la vida y del mundo de las travesuras, en serio, eres un genio ideando planes y regalando experiencias inolvidables... y malo, porque, dependiendo de tu nivel de alcohol en el cuerpo es el nivel de peligro que tendrán tus aventuras. Aunque siempre te podrás excusar con que no estabas en tus cabales, ¿verdad?

Eres el alma de la fiesta, lo bebes todo, lo comes todo, lo bailas todo, ¡y todo es sumamente divertido! En el momento, pareciera ser la mejor fiesta de la vida y no quieres perder ningún momento de ella y así estás hasta que de pronto... despiertas, y tu mente está en blanco, como si todo hubiera sido un gran sueño y no recuerdas nada, ni qué bebiste, ni con quién bailaste, ni a quién conociste, ¡NADA! Y bueno, ahí baja la resaca moral y esa sí que pesa en el alma, ¿no?