Por Romina Bevilacqua
20 diciembre, 2014

Lotes abandonados y terrenos sin usar han sido sembrados con flores silvestres nativas, para que estas florezcan y se conviertan en hermosos espacios verdes dentro de la localidad. A lo largo de todo el Condado de Los Angeles, parcelas de tierras sin usar en las iglesias, patios delanteros de las casas, escuelas e incluso afuera de una oficina de correos, se han plantado flores silvestres nativas como amapolas costeras de California y campanillas.

Esa es la premisa del proyecto de rehabilitación “Wildflowering L.A” del artista Fritz Haeg y las semillas de flores silvestres nativas fueron sembradas en 50 sitios en todo el Condado de Los Ángeles. “Se trata de restaurar el paisaje natural dentro del paisaje urbano de Los Angeles actual, por lo que se están reintroduciendo plantas nativas en sitios no tradicionales a lo largo de todo el condado”, dijo Laura Hyatt, directora de desarrollo de tierras.

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“Wildflowering L.A” crea conciencia sobre la flora nativa de la región y muestra cómo solía lucir el paisaje antes del desarrollo y de la industrialización. Para esta iniciativa, Haeg se asoció con La División Nómade de Los Angeles, una organización artística sin fines de lucro que restaura proyectos de arte contemporáneo, y la Fundación Theodore Payne, una organización que promueve la preservación de la flora nativa de California.

No sólo eso, sino que el proyecto también ayuda en la lucha contra el deterioro urbano a través del embellecimiento de terrenos sin utilizar. Además, los lugareños se reunieron para limpiar y sembrar estos terrenos baldíos en sus vecindarios, así como también las carreteras pequeñas, dijo Hyatt.

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Proyectos anteriores de Haeg incluyen Estados Comestibles, en el que trabajó alrededor del mundo para transformar patios domésticos en paisajes y jardines comestibles. Cada sitio, desde Torrance, a Eagle Rock, hasta la península de Palos Verdes, es atendido por voluntarios, quienes recibieron al comienzo una mezcla de semillas, compuesta por una de cada tipo de flor (en total son cuatro tipos), para sembrarlas en los terrenos designados. Las mezclas incluyen flores silvestres costeras, de las llanuras, de las laderas, y de las carreteras, las cuales fueron inspiradas por el libro de 1971 de Reyner Banham “Los Ángeles: La Arquitectura de cuatro ecologías”.

De acuerdo a Hyatt, el proyecto de Haeg, impulsado principalmente por voluntarios, es una manera de unir a la comunidad bajo un contexto que busca preservar y mejorar el medio ambiente de una forma sostenible y significativa. Las mezclas de semillas de flores silvestres fueron optimizadas para su uso, basadas en el clima, el suelo y el riego.

Los sitios, que varían de 46 m2 a 4.000 m2, están marcados con un letrero de madera tallado a mano que indica el tipo de semilla y el número del sitio. El proyecto llamó a una convocatoria abierta y visible, para postular los terrenos en septiembre de 2013 y recibió más de 200 postulaciones. Los sitios fueron escogidos sobre la base de la visibilidad y viabilidad de estos, o si contaban con el suficiente espacio para el riego, dijo Hyatt.

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Se identificaron cincuenta sitios clave, y se llevaron a cabo dos talleres públicos a principios de este año en el que se le entregó a la gente un mix “prescrito”, el que luego plantaron después de preparar la tierra, dijo ella.

Anastasia Loukaitou-Sideris, profesora de planificación urbana en la UCLA, que se especializa en los barrios del centro de la ciudad y los espacios públicos, ha dicho que el proyecto es algo “positivo y digno de elogio“. Ella también explica que los barrios del centro de la ciudad son los que presentan un mayor desafío, debido a la falta de zonas verdes y a la abundancia de concreto.

A primera vista, es una gran idea poner flores silvestres en terrenos baldíos y hacer que todo sea más verde. Además las flores no necesitan mucha agua “, dijo Loukaitou-Sideris. Tener una iniciativa de flores silvestres hace que las comunidades se sientan responsables por el mantenimiento de la zona, lo cual es especialmente útil en lugares que han sido descuidados.

Aun cuando una iniciativa para plantar flores no puede por sí sola luchar contra la “plaga urbana”, sí ayudará a mejorar la imagen del entorno físico, y esto es un paso positivo, añade Loukaitou-Sideris. El uso de los espacios en el interior de la ciudad es algo que el proyecto tuvo en cuenta y por esto se incluyeron parques, escuelas, zonas residenciales y comerciales, en todo el sur y el este de Los Angeles.

Visto en: Take Part

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