Por Romina Bevilacqua
6 diciembre, 2014

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Oslo, la capital de Noruega tiene un extraño problema de basura. ¿Tiene mucha? No, todo lo contrario. Oslo (como en otras ciudades de Escandinavia y Europa del Norte) han construidos plantas de cogeneración que generan calor y electricidad a partir de la basura —el calor suficiente para abastecer a la mitad de la ciudad–. Pero la ciudad no produce la basura suficiente, en parte porque tiene un alto nivel de reciclaje, por lo tanto tienen que importar millones de toneladas de desechos proveniente de distintas partes como Inglaterra o Suecia. Están incluso considerando importar basura desde América. Así Oslo se posiciona junto a Suecia, que recicla el 99% de sus desechos, entre las ciudades con menos desechos.

¿Camino hacia un mercado globalizado de basura?

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La población de Europa del Norte produce solo alrededor de 150 toneladas de desperdicios al año, dijo el señor Mikkelsen un ingeniero mecánico y director de la agencia basura-a-energía en Oslo. “Es demasiado poco para abastecer las plantas de incineración que pueden manejar hasta 700 millones de toneladas. Y los suecos continúan construyendo más plantas“, dijo y agregó: “al igual que Austria y Alemania”.

Estocolmo, hacia el este, se ha convertido en un gran competidor, que ha logrado persuadir a municipalidades noruegas para que les despachen sus desechos. Por medio de barcos y camiones, incontables toneladas de basuras se hacen camino desde regiones que tienen exceso de basura hacia las que tienen la capacidad de quemarla para producir energía“.

“Hay un mercado de basura europeo es un commodity”, dijo Heid Rooth Olbersveen, el asesor del programa de recuperación de desechos de Oslo. “Es un mercado en crecimiento”.

Visto en: NY Times

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