Por Teresa Donoso
23 septiembre, 2014

Se ha hablado mucho de los Siete Pecados Capitales en el diálogo religioso. Pero, ¿realmente tienen incidencia en tu matrimonio? Lee a continuación para ver cómo estos pecados pueden afectar tu relación.

Lujuria

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La lujuria se caracteriza por excesivos pensamientos de naturaleza sexual, o incontrolable y enfermizo deseo sexual. Hoy se habla mucho sobre este tipo de adicción, la cual puede destruir tu relación. Una relación sexual saludable es vital en el matrimonio. Asegúrate de que tu pareja esté satisfecha sexualmente de manera que, en última instancia, no se sienta tentada de salir a buscar la satisfacción en otro lugar o por otros medios. Si en tu relación no tienes suficiente sexo, domina tus impulsos y aprende a pedir correctamente y prepara a tu pareja para que sienta el deseo de estar contigo, compartiendo esos momentos sagrados e íntimos. La castidad es lo opuesto a la lujuria.


Pereza

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La pereza está estrechamente ligada a su hermana, la indiferencia. Una mente que no está ocupada haciendo algo productivo es una mente que no funciona; está algo enferma o nula y vacía. No deberías tratar a tu pareja con una actitud de indiferencia. Cumple con las tareas de la casa y las responsabilidades del trabajo con entusiasmo. Cuando tu pareja quiera decirte algo, dale toda tu atención. Descubre cómo se siente realmente, ¿necesita algo? ¿Se siente enferma o hambrienta? ¿Quiere conversar o ir a dar un paseo? Evita las actividades que son sólo para ti, como jugar videojuegos o navegar por Internet. Tu pareja seguramente quiere pasar tiempo contigo después de tantas horas de separación durante la jornada laboral. La diligencia es lo contrario de la pereza.


La glotonería y embriaguez

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La glotonería y la embriaguez es el consumo innecesario o excesivo de alimentos y sustancias nocivas. El alcohol o las drogas entran en esta categoría. Estas prácticas son adictivas y destructivas. El alcohol, por ejemplo, puede dar lugar a actos de violencia u otro comportamiento inapropiado que te harán sentir terriblemente avergonzado después. Ninguno de estos excesos edificarán tu autoestima, por el contrario, la destruirán y perderás tu respeto propio y tu sentido de valor individual. Tu pareja, que te ama, va a sufrir interminables horas de soledad y desesperación, incapaz de luchar contra un vicio que parece invencible. Evita los excesos, y evita por completo el uso de cualquier sustancia que cause dependencia, porque esto sólo te llevará a un callejón sin salida. La templanza es lo contrario de la gula.


Ira

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La ira también se conoce como la rabia o el odio. Es un sentimiento de impaciencia e intolerancia. No te enojes con tu pareja, se paciente. Ten en cuenta que todos cometemos errores. Enfrenta a la vida con un sentido del humor y verás que nada es tan malo como parecía hace un momento. Aprende a controlar tus emociones. Practica la meditación, lee la Biblia u otros libros religiosos que traigan paz a tu alma. Rézale a tu Dios, respira profundamente y toma unos minutos para enfriar la cabeza cuando alguien diga algo que te irrite o haga algo que no te guste. Controla tu lengua. No digas lo primero que se te venga a la mente. Piensa con cuidado antes de hablar y nunca utilices la violencia contra tu pareja. Recuerda que la violencia puede ser física, verbal o emocional. Una buena dosis de paciencia va a calmar esos impulsos iracundos. La paciencia es lo opuesto a la ira.


Envidia

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La envidia es una emoción dañina que se alimenta y le gusta ver el sufrimiento de los demás. No sólo te hace desear lo que otro tiene, pero también hace que quieras privar a otra persona de lo que tiene. En tu relación nunca debes menospreciar a tu pareja. Trátala como tu igual. Debes tener empatía por sus penas. Debes tratar de hacerla feliz. Si te sientes triste por alguna razón, no la arrastres al abismo. Siéntete feliz por sus logros, incluso si eso significa que estarás fuera de la atención por un momento. La caridad es lo contrario de la envidia.


Codicia

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La codicia es otro pecado de exceso. La codicia es la necesidad de adquirir cosas materiales. Si tú eres el único sostén de tu familia, eso no quiere decir que todo el dinero es tuyo y que sólo tú puedes administrarlo y gastarlo. Si tú y tu pareja trabajan, no lleves la cuenta de los beneficios individuales. Pon todos los salarios en una única cuenta bancaria. De esta manera no sentirás que uno contribuye más que el otro. No te obsesiones con hacer más y más dinero. Nunca te sentirás satisfecho con la cantidad que has ahorrado, porque nunca se puede tener suficiente de lo que no es necesario. Pasa en cambio, más tiempo con tu pareja. Pasen tiempo de calidad juntos y disfruten de los frutos de su trabajo. ¿Qué tiene de bueno juntar y guardar los bienes y riquezas sin nunca disfrutar de ellos? La generosidad es lo opuesto a la avaricia.


Orgullo

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El orgullo también es conocido como la madre de todos los pecados. Otros sinónimos son: la arrogancia, la vanidad, la insolencia y la vanagloria. Se deriva de la enemistad, según ha explicado el líder religioso Ezra Taft Benson. Una persona orgullosa nunca se disculpará; en una relación matrimonial esa actitud se convierte en un arma mortal. Una relación en la que ninguno, o sólo uno de ellos, es lo suficientemente humilde como para pedir perdón, con seguridad no se convertirá en un nido de felicidad y dicha. Aprende a ser humilde, a amar y respetar a tu pareja. Controla tu ego y reconoce las excelentes habilidades, dones y talentos de tu pareja. Reconoce sus esfuerzos para complacerte. Sé un fiel amigo y un compañero constante  de la persona con la que te comprometiste a pasar el resto de tus días. La humildad es lo opuesto al orgullo.

¡Puedes cambiar! ¿Eres culpable de alguno de estos pecados en tu relación? Si es así, nunca es demasiado tarde para transformar uno de estos 7 pecados capitales en una de las 7 virtudes del matrimonio.

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