Por Teresa Donoso
3 octubre, 2014

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Cuando pasas por largos períodos de soltería, empiezas a recordar a todos los hombres que alguna vez han tenido importancia en tu vida. Los recuerdos de tus momentos con ellos empiezan a dar vueltas como una película, y todo eso te lleva al clásico “que hubiera pasado si…”

De un momento a otro, todos esos hombres que nunca llegaron a ser relaciones verdaderamente importantes, se transforman en un posible “Príncipe Azul”, pero lo más probable es que no lo sean. Si no tuviste una relación seria con ellos, es por una razón, y tratar de revivir esa llama sólo por soledad o aburrimiento no es bueno para nadie.

Es hora de despedirse de los hombres que están bloqueando tanto tu cabeza como tu corazón, y empezar a enfocarte en la relación que realmente mereces.

El primer amor

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Lo más probable es que pensar en tu primer amor te haga sonreír. Fue el primer chico que decía ser tuyo, el primero que te fue a ver cuando estabas enferma, y muy probablemente, la primera persona a la que le dijiste “Te amo”.

También fue la primera persona por la sufriste con todo tu corazón cuando terminaron, y que te dejó escuchando las canciones más desgarradoras durante una semana. Cuando vuelves a pensar en tu primer novio a los 20 años, no puedes dejar de pensar en los mágicos momentos cuando no importaba nada más que el amor.Pero cuidado: Lo que en el pasado no funcionó por una razón, probablemente fracasará en futuro por razones similares.

Nadie sigue siendo la misma persona después de 10 años, y es difícil pensar que ambos han crecido, madurado y se han transformado en la versión perfecta para estar en compañía del otro. Lo mejor que puedes hacer es atesorar tus recuerdos y seguir adelante.


El que se escapó

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En mi caso, el que se me escapó fue mi novio de la universidad. Los dormitorios universitarios probablemente representan el único escenario en el que puedes vivir con tu novio desde que empiezan a salir. Pasábamos las tardes riéndonos de nuestros chistes internos, durmiendo siestas durante el día, yendo a clases de la mano y pasando noches enteras conversando cuando en realidad debíamos haber estado estudiando.

Estuvo conmigo en mis peores borracheras de estudiante de primer año, y claramente, durante las peores resacas. Vivimos la experiencia de estar solos y lejos de casa por primera vez, y aprendimos a conocer esa nueva libertad.  Es debido a ese crecimiento invaluable en el que ambos jugamos un rol crucial en la vida del otro, que él siempre tendrá una gran parte de mi corazón.

Durante mucho tiempo hice todo lo posible para recuperarlo, pero no estaba destinado a ocurrir ya que teníamos razones para terminar. La nostalgia tiene una asombrosa capacidad, una dulce crueldad, que te hace idealizar un pasado que nunca fue así. Es fácil crear un montaje dejando afuera todas las peleas y las lágrimas, donde sólo se vean los momentos perfectos, pero hay que saber dejar el pasado atrás.

Nunca vas a sentir la comodidad de una relación duradera en el inicio de una nueva  relación, pero no tiene sentido medir el potencial de una nueva pareja en función de eso. Hay que saber atesorar los recuerdos del pasado, pero a la vez saber dar a lugar a nuevas experiencias.


El que nunca fue algo serio…pero tampoco algo aburrido

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Admitámoslo: TODAS hemos tenido un “pinche” con el que estábamos una y otra vez. No importa lo mucho que decíamos que no nos interesaba tener algo serio con ese personaje, siempre guardamos la secreta esperanza de que algún día él quisiera formalizar la relación.

Hemos hablado al respecto y pretendimos que lo único que nos interesaba era pasarlo bien, aunque en realidad, cada vez que veíamos una foto de él con alguien más, se nos revolvía el estómago. A pesar de lo que opinaban nuestros amigos, siempre encontrábamos la forma de estar juntos una vez más.

Hay miles de razones por las que un “pinche” no se transformó en un novio serio. Puede que ese tipo esté buscando algo “mejor que tú” y no mereces ser la segunda opción de nadie. Nadie quiere ser el “peor es nada” de alguien. Hay que desearle la mejor de las suertes en su vida y no mirar atrás. Mereces algo mejor que eso y lo sabes.  


El amor prohibido

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Gracias a Shakespeare, el amor prohibido es lo más sensual y atractivo que puedes tener en una relación, probablemente porque puede que nunca ocurra. Puede que tenga novia (o peor, esposa), que sea el amigo de un ex, o el hombre del que está enamorada tu mejor amiga. El punto es que no puedes tocarlo.

Soñar con una nueva relación es bastante menos intimidante que empezar una de verdad, y es infinitamente más fácil justificar tu soltería con tu mala suerte por tener un amor imposible que enfrentando la realidad de que quizás aún no conoces a la persona correcta. Puede que la persona indicada esté frente a ti, pero no puedes verla por estar pensando en “qué pasaría si”. No quieres ser la responsable de la separación de una pareja feliz o de una familia.

El idealizar una situación negativa sólo te dará decepciones. Si haces memoria y recuerdas las clases de Lenguaje en el colegio, te vas a acordar de que las cosas no funcionaron tan bien para Romeo y Julieta. Deja a la fruta prohibida de lago y enfócate en construir tu propia historia de amor.

Puede que todavía esté soltera, pero tuvo que pasar mucha agua bajo el puente para llegar a donde estoy ahora. Alguna vez me aferré a cada uno de estos escenarios, y si bien todos ellos fueron importantes para mí en algún momento, el evocarlos no hizo más que confundirme y frustrarme. En el fondo sabía que estaba pensando en ellos nuevamente porque me sentía sola y vacía. No puedo decir que dejé de hacerlo por completo, pero claramente estoy mejorando.

La verdad es que he esperado tanto tiempo que se cumpla mi cuento de hadas, que pensé que cualquiera de estos tipos me daría una buena historia para contarle a los nietos. Les pude haber dicho que logré domar a una bestia artística, o que un hombre llegó a amarme tanto, que traicionó a todo el mundo sólo para estar conmigo.

Construí una muralla para protegerme de nuevas relaciones porque se sentían tan incómodas e intimidantes ¡pero de eso se trata empezar a salir con alguien! Empezar a conocer a alguien nuevo es raro y a veces asusta, la clave está en ser paciente y saber darle una oportunidad a la otra persona.

Hay que aprender de lo que hemos vivido y de quienes hemos conocido para dar lugar a la relación que realmente quieres y mereces.

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