Por Ignacio Mardones
10 julio, 2015

¡Estas injusticias me enojan!

La historia de Kalief Browder realmente impacta. Él era sólo un niño cuando fue arrestado y metido en prisión, fue todo algo del azar, de la mala suerte, de la torpeza y la inutilidad de los centros de justicia y del sistema policial. Kalief iba a su casa, había estado en una fiesta y una patrulla de policía lo detiene inculpándolo de un crimen que no cometió. Le dijeron que había sido acusado del robo de una mochila, la cual nunca estuvo como evidencia, tampoco habían huellas digitales ni nada que lo incriminara. Aun así, Kalief fue enviado a la prisión de Rikers Island, una de las más peligrosas del país.

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ZACH GROSS

Su familia no tenía dinero para pagar una fianza de 10 mil dólares, no tenían influencias ni amigos con poder, por lo que el niño estaba totalmente desprotegido en un lugar hostil, donde sufrió los acosos de los guardias y de otros compañeros de celda. Pasó 3 años esperando un juicio, el cual nunca llegó. Finalmente, fue liberado debido a la ausencia de pruebas, no sin antes dejar una marca imborrable en él. Kalief había tratado de suicidarse 6 veces, no soportaba estar con otros prisioneros, él era sólo un niño inocente que a sus 16 debería haber estado en una sala de clases estudiando.

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ABC

Diarios como el The New Yorker expusieron las condiciones inhumanas en las que se encontraba el menor, ellos dejaron constancia del brutal trato que le daban los guardias y prisioneros. Quedar en libertad no fue algo que le mejorara la vida. La experiencia en prisión caló tan hondo en él, que nunca pudo superarlo. Su salud mental se vio deteriorada, luchaba con una depresión aguda y el niño no encontró otra salida que el suicidio. Kalief se colgó del aire acondicionado de su departamento, nadie pudo ayudarlo, él ya no quería vivir.

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Gregory P. Mango

Esto sólo hace pensar que algo anda mal con la justicia, porque si a él le ocurrió quizás cuántos niños están viviendo lo mismo hoy en día. A veces las historias no terminan bien.

¿Te imaginas cómo se debe haber sentido?