Por Teresa Hechem
16 abril, 2015

Conoce la increíble historia de este hombre que vive alejado del mundo.

Kike Pérez de La voz del muro, nos cuenta sobre Maxime Qavtaradze, quien tiene 59 años y es sin duda un hombre con voluntad para cumplir sus objetivos. “Pasó de vivir alocadamente a convertirse en monje. Cambió drásticamente sus hábitos y se fue a vivir a las alturas. Ya son más de 20 años los que este hombre permanece aislado en una cima a 40 metros de altitud. 

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En Georgia, Estados Unidos, se encuentra su hogar que queda arriba de una piedra inmensa. Tan grande que puede verse desde kilómetros de distancia.

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En lo alto de la roca de 40 metros de altura se alza una pequeña iglesia.

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El más conocido de estos monjes fue San Simeón Estilita, que permaneció sentado sobre una columna durante treinta años. Aunque el récord se cree que lo ostenta el estilista del siglo VI San Alipio, quien se mantuvo en su columna durante 67 años sin interrupción, los últimos catorce años acostado porque sus pies ya no podían soportar su peso.

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Tras salir de la cárcel en 1993, Maxime sintió que debía hacer un cambio en su vida. La bebida le había llevado a tomar decisiones equivocadas y quiso alejarse de todo.

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Cuando yo era joven bebí, trafiqué y consumí drogas, todo. Cuando terminé en la cárcel supe que debía cambiar. Máxime había crecido en la zona. Sus amigos de juventud y él solían beber en las colinas adyacentes, mientras observaban el impresionante monolito de piedra.

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Sabíamos que los monjes habían vivido allí arriba. Me parecía admirable y siempre había sentido un gran respeto por ellos. Maxime tuvo muy claro que orden elegiría, y el lugar en el que se retiraría a vivir.

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Cuando el monje llegó a la cima, el lugar estaba en ruinas. Una maltrecha ermita, algunos muros y un esqueleto permanecían en el lugar.

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Durante los dos primeros años no había nada aquí, así que dormí en una antigua nevera para que me protegiera de la intemperie. Maxime limpió el lugar y arregló la iglesia en la que pasa los días rezando y se prepara para el final de su vida.

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La presencia del monje reactivó a la comunidad de la zona, quienes se han visto inspirados por la fortaleza de Maxime, quien les recibe en la cima si necesitan consejo. Como resultado de la participación en el sitio ahora hay una comunidad religiosa en la base del pilar.

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Esa nueva comunidad ha instalado una gigantesca escalera hasta la cima, restauró la iglesia y construyó una casa de campo con luz eléctrica y una cama, para que Maxime y sus peregrinos tuvieran cobijo.

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Además, un sistema de poleas le permite recibir alimentos y útiles dos veces a la semana.

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La escalera al cielo.

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Aunque es raro que Maxime reciba a algún peregrino en la cima, es posible siempre y cuando aceptes unirte al monje en sus rezos religiosos, unas 7 horas al día en total, con oraciones a las 2:00 AM y durante la salida del Sol.

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Para el resto de la comunidad, es el propio monje el que desciende hasta la base dos veces por semana, para hablar con los ciudadanos, celebrar algún oficio religioso y rezar con ellos. Maxime tarda 20 minutos en bajar la escalera de 40 metros de longitud, y unos 30 minutos en subirla.

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Esa escalera le mantiene fuerte, pero sabe que llegará un día en el que permanecerá en la cima para no bajar nunca más. Las alturas son su verdadero hogar y es allí donde quiere estar”.