Por Daniela Bustos
4 mayo, 2015
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El turismo espiritual es muy distinto a las vacaciones que conocías.

Viajar es una gran oportunidad de salir de la rutina y tener tiempo libre para pensar en cosas que normalmente no haríamos: “¿Estoy feliz con mi trabajo?”, “¿Cuáles son mis planes para el futuro?”, “¿Qué me hace feliz?” o “¿Cuál es mi misión en este planeta?”. Son muchos los asuntos en los que nos gustaría profundizar cada día, pero lamentablemente no siempre tenemos tiempo para esto.

Los individuos de alrededor del mundo cada vez están pagando más dinero para tener una gran experiencia espiritual. Ya quedó en el pasado saltar de una galería de arte a un museo famoso, porque cada vez más los turistas están pidiendo viajes fuera de lo común. Ellos desean encuentros con shamanes en Perú y sesiones de meditación en India, no quieren acostarse todo el día en la arena.

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Ben Bowler, el fundador australiano de “Monje por un Mes” (“Monk for a Month“), dijo a Boston Globe que hay un deseo universal por conectar con cosas más profundas: “Ellos ya han vivido las vacaciones en la playa, así que cuando tienen el tiempo y los recursos necesarios, piensan en hacer algo más significativo“.  Esto se ha reflejado en el aumento del número de viajeros que eligen este tipo de turismo “basado en la fe”, donde el porcentaje ha subido un 164% en los últimos cinco años, según el Pew Forum.

Las personas quieren conectarse con los lugares históricos de sus creencias, quieren visitar los caminos sagrados, las ruinas extrañas y los templos donde la gente reza. Además, existe una curiosidad natural frente a las distintas religiones. “Creo que todos estamos buscando algo, ya sea intercambio cultural o crecimiento espiritual“, explicó Kevin Amante, Gerente de desarrollo de productos, a Boston Globe.

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A medida que la gente crece, nacen más dudas existenciales que no siempre podemos analizar en nuestros hogares. En general, quienes deciden pagar por este tipo de viajes son personas conscientes de sí mismas que buscan algo más grande de la vida y no tienen el tiempo necesario dentro de su agitada rutina. Ellos a menudo se preguntan si esto es todo lo que hay en el mundo y piensan que viajando tendrán una nueva perspectiva de las cosas. Y al parecer así es.

Recorrer nuevos lugares, ver distintas culturas y conocer distintas creencias, sacude tu mundo. No sé si encontrarás la respuesta a todas tus interrogantes, pero sí abrirá tu mente a cosas que desconocías y te dará el tiempo necesario para meditar sobre tu situación actual.

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Tener vacaciones de este tipo te hacen volver a casa con un espíritu más alegre y liviano. Quizás no llegues con tantos regalos, recuerdos o un bronceado fascinante. Pero lo que se gana internamente es mucho mejor que tener un souvenir de cada ciudad.

Actualmente existen muchas agencias de turismo espiritual que ayudan a las personas a vivir una experiencia inolvidable. Desde 2012, se empezaron a reemplazar palabras como “patrimonio” y “cultura” por “espiritual”, “iluminación” y “peregrinación”. Los paquetes de este tipo llaman la atención de quienes buscan unas vacaciones distintas, meditando en Machu Picchu, rezando en Tailandia o practicando yoga en India.

Si bien esto depende de las preferencias de cada uno, sin duda es una experiencia única que difícilmente te decepcionará.

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