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No, no son estrellas.
Lo primero que pensé al ver las fotografías era que se trataba de una extraña decoración. Para mi gran sorpresa este fenómeno se produce gracias a unos gusanos.
En la Isla del Norte de Nueva Zelanda se encuentran las Cuevas de Waitomo conocidas por sus peculiares luces e inusuales criaturas. El inundado recorrido está rodeado de una mágica atmósfera gracias al resplandor que generan los insectos bioluminiscentes. Mientras más hambrientos están, más fuerte brillan.
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Los maoríes descubrieron este lugar 400 años atrás y hoy miles de turistas viajan hasta aquí para apreciar el espectáculo de la Arachnocampa luminosa. Durante su etapa de larva, esta especie libera unos deslumbrantes hilos colgantes y pegajosos que les sirven para atraer y atrapar a los insectos que vuelan.
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Debido a que el viento podría enredar sus trampas, ellos viven sólo en cuevas o selvas profundas.
¡Un fenómeno fascinante!
