Es difícil creer que Filipinas sea un destino turístico poco apreciado, especialmente con todos los extraordinarios lugares donde practicar senderismo y buceo, las increíbles playas y, por supuesto, las hermosas islas. Y aunque nos gustaría visitar cada rincón, sólo nos referiremos a uno: Palawan, un pedazo de paraíso escondido que fue premiado como “La mejor isla del mundo” por los lectores de la revista Conde Nast Traveler.
Ahí, el hermoso azul del agua se mezcla con el verde esmeralda, las montañas selváticas parecen elevarse sobre el océano y las pequeñas villas de pescadores pueblan la isla. De esta manera, se crea la provincia de Palawan o también conocida como el paraíso.
Descrita como “la última frontera”, la isla tiene artefactos que datan de 50 mil años atrás. Es posible acceder por barco o avión -está a una hora y media de vuelo desde Manila- aunque también puedes llegar desde Iloilo y Cebu. Muchos dicen que el tiempo ideal para ir es entre octubre y mayo, así que sugerimos comprar los pasajes lo antes posible.
Entre las cosas destacadas para hacer se encuentra ir de isla en isla en el archipiélago de Bacuit para ver los acantilados, cenotes y lagunas, aventurándote a Puerto Princesa para probar sus delicias culinarias y alojarte en un hotel de lujo.
Increíble (y extraña) vida animal se puede encontrar en la isla, desde cangrejos púrpuras hasta el pangolín filipino. También sugerimos que te dirijas al agua y nades bajo la superficie, ya que tiene algunos de los mejores lugares para bucear en el mundo que incluyen grandes naufragios que explorar como en Coron Bay.
Si bucear suena aterrador, prueba un tour en el río subterráneo (que la Unesco llama “uno de los más singulares del mundo”) o toma un bote para viajar entre las islas. Una vez que estés de vuelta en tierra súbete a un “triciclo”, uno de los vehículos preferidos en Palawan.
Estamos bastante seguros que después de todo el ciclismo, la natación y exploración que hagas, nunca querrás irte.