“Una isla feliz” (“One happy island“), es el mensaje que se lee en las patentes de los vehículos, arriba del número, que circulan por las calles de Aruba. Se podría tomar como una “advertencia” para quienes llegan con preocupaciones y dramas que deberían haber olvidado al tocar este país caribeño.
Al norte de Venezuela, se encuentra esta paradisíaca isla que es un territorio autónomo de los Países Bajos, con su propio gobierno e idioma, pero con todos los beneficios del sistema de seguridad del país europeo. Si bien la lengua oficial es el neerlandés, la más hablada es el “Papiamento”, una mezcla entre holandés, inglés, español, portugués y diversas lenguas africanas. Expresiones como “Danki” (“Gracias”), “¿Cuánto e ta costa?” (“¿Cuánto cuesta?”) y “Mi ta stimavo” (“Te quiero”), reflejan lo anterior.
Anualmente, más de un millón de turistas llegan aquí para encontrar la felicidad en su belleza natural, las decenas carnavales y en el contagioso estado anímico de los lugareños. Todo esto mientras disfrutan del clima perfecto que se vive con un promedio de 27ºC anuales, alejados de la zona de huracanes.
Durante la tarde puedes disfrutar de las limpias playas, con arena fina, agua calipso y libres de multitudes. Donde podrás practicar snorkel, buceo y windsurf, por nombrar algunos. También puedes visitar la fábrica y plantación de sábila, vegetal del que se extrae el aloe vera o “la planta de la inmortalidad”.
Pero en la noche es cuando conocerás el carnaval eterno que se vive en este lugar: bares, restaurantes, clubes y hasta botes parranderos podrás encontrar. Si no eres fanático de la marea, también hay un bus llamado Kukoo Kunuku donde recorrerás las calles al mismo tiempo que celebras con otros treinta turistas. Además, si bienes entre enero y febrero podrás encontrarte con una gran cantidad de carnavales que te harán desear quedarte por siempre en este ambiente festivo.
Es muy probable que después de tu primera visita vuelvas a caer en este pequeño pedazo de tierra una y otra vez.