Por Daniela Bustos
22 abril, 2015
tuulavintage

Empezando a empacar.

Para la mayoría de las personas irse de viaje es sinónimo de armar un grupo, relajarse en una playa paradisíaca y sacar fotografías de tus envidiables vacaciones. Sin embargo, en esta ocasión quiero hablar de otra especie de viaje, del tipo donde sales para caer en la incomodidad, conocerte a ti mismo y probar tus límites.

Sí, ir a playas mexicanas y dedicarte a beber cervezas todo el día junto a tus amigos suena mucho más llamativo. Por esta razón, no creo que todos estén interesados en hacer esto, pero la realidad es que todos los veinteañeros deberían pensar seriamente en subirse en un avión sin ninguna compañía. 

Lo más seguro es que pensar en este escenario te llene de ansiedad, ¡y es normal sentir miedo! Realizar aventuras como esta son un verdadero desafío. Nadie nace con un manual para comenzar conversaciones con desconocidos, pero probablemente puedas escribir uno después de tu travesía.

Cuando terminé la universidad tuve una crisis existencial donde no tenía idea qué quería de la vida, no sabía quiénes eran mis verdaderos amigos y las reuniones sociales ya no me parecían tan divertidas como antes. Por esta razón empecé a ahorrar dinero y corrí esperando encontrar lo que tanto necesitaba. Y fue lo mejor que podría hacer.

Si bien no es fácil juntar la suma necesaria para dejarlo todo y subir a un avión, te aconsejaría que hicieras todo lo que esté en tus manos para lograrlo. Si no me crees, a continuación te dejo 5 razones por las que deberías considerarlo:

1. Descubrirás que salir de tu zona de comodidad es lo máximo

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Ya sé que suena aterrador, pero probablemente hay pocas cosas en la vida que te habrán más los ojos que hacer esto. No sólo conocerás lugares y culturas diferentes, sino que también descubrirás qué sientes y opinas respecto a ellas. Enfrentarás tus miedos, hablarás con desconocidos y manejarás un montón de habilidades que probablemente no sabías que tenías. Lo más seguro es que después estés más dispuesto a aprender y probar cosas nuevas.


2. Serás más fuerte frente a las adversidades

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Muchas veces te sentirás hambriento, triste o frustrado. Viajar solo por una larga cantidad de tiempo es muy difícil, ya que en teoría eres el único a cargo de tus necesidades y felicidad. Aprender a lidiar con los problemas básicos y otros más complicados, te transformarán en un individuo más resistente frente a las dificultades del camino. Incluso terminarás pensando distinto sobre lo que antes considerabas un problema, ya que experimentarás cosas mucho más terribles.


3. Trabajarás la paciencia a lo largo del camino

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Todos los estilos de vida son diferentes, algunas nacionalidades son conocidas por ser muy puntuales mientras en otras está aceptado llegar 30 minutos tarde. Por esta razón deberás adaptarte siendo más paciente con todo lo que salga del esquema que ya conocías. Respirar y contar hasta 10 te ayudará no sólo durante tu viaje, sino que también por el resto de tu vida.


4. Aprenderás a confiar (y desconfiar) de las personas

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Especialmente cuando eres una mujer viajando sola, debes estar alerta a todo lo que sucede a tu alrededor sin tener esa expresión de “¡Róbame, soy turista!”. Pero también aprenderás a leer mucho más rápido a los individuos, probablemente sepas quién puede ser tu amigo tras hablar sólo durante un par de minutos. Siempre habrán decepciones, pero cada vez te harás mejor en detectarlas.


5. Te darás cuenta de lo enorme que es el planeta 

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Sí, lamento decirlo, pero el mundo no gira alrededor tuyo. Por lo tanto, no esperes que el mundo se detenga para consolarte porque no obtuviste el trabajo que querías. Pero esto es algo muy positivo, ya que al mismo tiempo ves todo el mundo de posibilidades que se abre frente a ti. Dejarás de tomarle importancia a las pequeñeces para enfocarte en una visión global de las cosas.