Por Daniela Bustos
9 abril, 2015

Invierte sabiamente en tu felicidad.

Puede ser que con la llegada de tu sueldo tengas el impulso de irte de compras. Sientes que necesitas tener la última tendencia en ropa o el nuevo celular con todas las características que te gustan. Sin embargo, deberías invertir en algo que te entregue más que eso. Si no me crees, mira las siguientes tres razones:

1. Menos SIEMPRE es más

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Puedes ser feliz con menos de lo que piensas. Por ejemplo, comprar un costoso par de zapatos nuevos probablemente te haga muy feliz momentáneamente, pero la realidad es que con el paso del tiempo se gastarán y ya no los podrás usar. Por otro lado, quizás ya poseas otros en buenas condiciones que aún sirvan. Muchas personas compran para aparentar. Lo que comienza como tener el auto último modelo puede llevar a adquirir una casa con 5 dormitorios, cuando en realidad sean sólo dos personas.

La verdad es que muchos podríamos ser felices en un hogar básico, invirtiendo en cosas que realmente nos gustan como salir a comer tu plato preferido o meterte en ese taller de óleo que tanto quieres. Si decides recortar gastos en cosas que no necesitas, tendrás más dinero para experiencias enriquecedoras. Todo el dinero que logres ahorrar en este tipo de artículos, lo puedes utilizar para luego escaparte con tus amigos a algún lugar. Lo más seguro es que lo pases mejor que luciendo tus nuevos accesorios.


2. NO todo lo que brilla es oro

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Quizás te hagan más popular dentro de círculo social, pero más allá de tener la aprobación del resto no te servirán de nada (a no ser que realmente las necesites). En cambio, las experiencias te entregan nuevos conocimientos o momentos inolvidables. Por ejemplo, puedes invertir en ese Magíster que tanto deseabas hacer, meterte en esa entretenida clase de zumba o tener un fin de semana alejado de la ciudad. No sólo pasarás un buen momento, sino que aprenderás cosas que no sabías antes.


3. La verdadera riqueza está en tus recuerdos

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Si por distintos motivos, ya no eres capaz de realizar aventuras, podrás regocijarte con las hermosas memorias de todas las experiencias que viviste. Probablemente no te acuerdes del moderno iPad que tuviste el 2014, pero sí recordarás haber estado sin señal por las calles de Vietnam durante tu año de mochilero, haber escapado un fin de semana a la playa con tu pareja o haber completado el difícil trekking que te llevó a la cumbre más alta de tu ciudad.


Yo me preocupo de invertir en experiencias a pesar de no ser millonaria y no tener un gran sueldo. Para lograrlo evito pagar entradas a clubs costosos, tengo un celular que no está de moda y raramente renuevo mi armario. Nadie dice que cada cierto tiempo no me hago un regalo especial, porque no puedo estar ahorrando siempre. Sin embargo, encontré la gran pasión de mi vida que es viajar y desde ahora dedico cada centavo en ello. Es algo que me encanta y que me entrega todo lo que mi alma parece necesitar.

Por eso cada vez que me enojo conmigo misma por no gastar en algo que deseo comprar pero sé que no es fundamental, me imagino caminando con mi mochila en una pintoresca ciudad desconocida y se me quita inmediatamente. Además, ya comprobamos que viajar es la única cosa que compras que te hace más rico. Y a pesar de que mi bolsillo me diga lo contrario cuando regreso de una travesía, mi corazón sigue intentado explicarle todo lo que he ganado.