Desde que se retiró de los Houston Rockets en 2011 Yao Ming, jugador profesional de básquetbol, se ha fijado metas impresionantes. Ming, un nativo de Shangai, China, prometió poner fin al comercio de colmillos de marfil en su país natal para tratar de evitar el camino hacia la extinción de los elefantes africanos.
Para poder llevar su mensaje a las masas, Ming de 33 años, viajó a África con la fundación WildAid para dejar registrado en un nuevo documental “The End of the Wild” la crisis que existe producto de la caza furtiva. En una reciente entrevista realizada para The Washintong Post, el activista por los derechos de los animales, se abrió y comentó lo triste que fue su viaje a Kenya y Sudáfrica.
“Antes de ese viaje, era solo un número para mí —cuántas toneladas de marfil, cuánta plata es la produce este negocio. El número a veces se puede ver muy frío”, dijo. “Después de visitar África, es algo único. Sentí que hice una conexión especial con los animales”.
El marfil es utilizado hace mucho tiempo para dar regalos lujosos, como joyería, pistolas y esculturas; en China tallar el marfil se practica hace miles de años. Pero el comercio del marfil continúa reduciendo la población de elefantes en el mundo. La demanda por este preciado material sigue en aumento en China debido al crecimiento de la clase alta de ese país; el precio se ha triplicado en China en los últimos cuatro años.
De acuerdo con WildAid, alrededor de 30.000 elefantes son asesinados para extraerles sus colmillos de marfil.“Los chinos tienen la llave para el futuro de los elefantes”, dijo el fundador de Salva a los Elefantes, el año pasado al New York Times. “Si las cosas se mantienen igual, hay muchos países que podrían perder todos sus elefantes”.
httpv://youtu.be/awZMAnKXCGk
El 2006, Ming se asoció con WildAid por otra crisis de los derechos de los animales. Hizo una campaña en China en contra de la caza de tiburones para hacer sopa de tiburón, un alimento considerado una delicadeza. Las ventas bajaron entre un 50% y un 70% según el Washington Post, gracias a la prohibición de servir la sopa de aleta de tiburón en los banquetes del gobierno.
Ahora, Ming tiene la esperanza que las personas en su país natal abran sus ojos a esta crueldad animal. Además de su documental, hizo una campaña llamada “Di No al Marfil” que contenía avisos en televisión, letreros publicitarios y una solicitud al gobierno chino para prohibir la venta de marfil.
“China es un país con una economía ascendente. Más y más personas están viviendo en mejores condiciones económicas hoy en día, pero tenemos que hacer un balance de nuestros deseos”, dijo Ming al Post. “Si no hacemos un balance de esto, es bastante obvio que no podemos vivir solos en este planeta. Si es que existe una lista de las especies en extinción, estoy muy seguro de que nosotros no aparecemos en esa lista”.