Un ser que viene a entregar esperanza a este mundo.
En Sudáfrica y el mundo entero estamos de celebración. Esto, teniendo en cuenta que los rinocerontes han sido cazados de forma indiscriminada en los últimos años, ya sea por deporte o por sus cuernos, que según creencias asiáticas, tienen poderes medicinales. La situación se ha salido de las manos. En el 2014 por ejemplo, unos 1.000 especímenes fueron asesinados, en el 2013 el rinoceronte negro del Oeste de África se declaró oficialmente extinto y lo mismo sucederá con su pariente blanco del Norte, quién también está “al borde de la extinción, debido a que quedan tan sólo 3 ejemplares en el mundo, están envejeciendo y son infértiles.
Una realidad que produce impotencia y que ha llevado a los científicos a guardar células madre, buscar alternativas de clonación, inseminación artificial, fertilización in vitro e incluso, intentar mezclar al rinoceronte blanco del norte con su parienta sureña para crear un híbrido.
Situaciones extremas, y que hacen de este recién nacido, que disfruta de la compañía de su madre, sano, salvo, una nueva esperanza para su especie. El fotógrafo Deon Meyer lo capturó en su primer día de vida y las imágenes, sacadas originalmente de la página web The Dodo, son maravillosas.
A pesar de su pequeño tamaño, se puso de pie a los pocos minutos de nacer. Disfrutó del cariño de su madre y bebió leche materna.
Es muy curioso. Observa todo a su alrededor, pero aún es temeroso y no se aleja de la vista de su madre.
Lo genial es que ya se hizo un amigo muy confianzudo, quién al apenas conocerlo se montó en su espalda.
Esperemos que este pequeño pueda seguir creciendo grande y fuerte, pero por sobretodo en paz y libre de la maldad humana.