Las cosas no se veían bien para esta tortuga marina cuando quedó varada en la costa del Mediterráneo. Había perdido sus dos aletas izquierdas luego de enredarse en una red de pesca y por lo miso no podía nadar bien ni mantener su cabeza sobre el agua para respirar.
Sin embargo, su suerte cambió gracias a un habilidoso estudiante de diseño llamado Shlomi Gez, que leyó sobre la historia de la tortuga amputada en el sitio web del Centro de Rescate de Tortugas Marinas de Israel y decidió ayudarla. Inspirado en la tecnología aeroespacial, el estudiante de diseño israelí creó un par de aletas artificiales hechas de material biológico, modeladas en base al diseño del avión de caza F-22 Raptor. Y la mejor noticia, es que crecen.
A la tortuga la bautizaron como “Hofesh”, que significa “libertad” en Hebreo y luego de anexar las nuevas aletas a su espalda, la tortuga ha recuperado su equilibrio. “Cuando tiene puestas las aletas, Hofesh está mucho más calmado”, dice Yaniv Levy, del centro de rescate. Ya no siente pánico ni se sobresalta cuando respira en el agua.
A pesar de su nombre, la tortuga no podrá volver al mar ya que si el equipo llegara a desprenderse, Hofesh no podría nadar. Pero la tortuga está sana y tiene 20 años (las tortugas viven por 80 años e incluso más) y el centro lo ha integrado a un programa de reproducción que busca restaurar la menguante población de tortugas marinas. La especie ha sido puesta en la lista de especies en peligro de extinción en el Mediterráneo, donde las tortugas son cazada por su carne y huevos o mueren por causa de botes o redes de pesca. Las personas también han destruido los suelos donde las tortugas hacen sus nidos.
Recientemente se ha juntado a Hofesh con otra tortuga sobreviviente en el centro de rescate: una hembra cegada por la hélice de un barco. “Es lamentable que Hofesh nunca será libre,” dijo Levy a Haaretz. “Pero tiene una buena vida aquí”.
httpv://youtu.be/xgiaFn7PV7Y
Visto en: Take Part