Por Romina Bevilacqua
3 marzo, 2015

Sus nuggets ya no son uno de los principales enemigos del Amazonas e incluso están ayudando a disminuir la deforestación. 

Un nuevo estudio demostró que la tasa de deforestación en Brasil ha disminuido desde que los gigantes de la comida rápida y otras compañías han dejado de comprar soya de campos que cosechan en tierras selváticas. Los cultivos de soya estaban destruyendo al Amazonas cada vez que los comerciantes y granjeros quemaban sus bosques para generar nuevos espacios abiertos para cosechar soya. Esta producción era en su mayor parte destinada a la alimentación de los animales de la industria de la comida rápida. Los nuggets de Mc Donald’s eran parte de esos productos que estaban terminando con la selva más grande del mundo. 

Pero eso ya es cosa del pasado. Hoy luego de que Mc Donald’s –y otras grandes cadenas– accediera en 2006 a dejar de vender productos de pollos alimentados con soya proveniente de las nuevas áreas deforestadas del Amazonas, se han visto cambios importantes y el porcentaje de la selva utilizado para plantar estas cosechas ha disminuido. Todo esto ocurrió después de que Greenpeace publicara un informe exponiendo los altos niveles de deforestación y pusiera presión a los comerciantes de soya para cambiar dónde se compraba la soya y detener el financiamiento de nuevas plantaciones de soya en la selva.

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“Antes de la moratoria, el 30% de la producción de soya nueva era producto de la deforestación, pero tras la moratoria, apenas un 1% de la nueva expansión de soya viene a costa de esos bosques”, dice Holly Gibbs, un profesor de estudios ambientales y geografía de la Universidad de Wisconsin, Madison, y el principal investigador del estudio.

La llamada “moratoria de la soya” sería renovada en el 2016, y Gibbs dijo que el acuerdo es esencial para mantener el cultivo de soya lejos de la selva. Brasil posee el 60% del Amazonas, el cual es el hogar del 10% de los mamíferos en el mundo, 15% de la flora del mundo, y es el hogar de 220,000 personas indígenas de 180 tribus. Además el Amazonas tiene un rol crucial en demorar el cambio climático ya que absorbe el dióxido de carbono de la atmósfera.

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Brasil es el segundo más gran productor de soya, luego de los Estados Unidos, y exporta mucho de este producto a Europa y China. Para satisfacer esta demanda, un área del tamaño de Vermont ha sido plantada con soya en el estado del Mato Grosso, provocando una desforestación masiva. La mayoría de la soya es utilizada para alimentar el ganado –pollos, pavos, y vacunos – el cual eventualmente llega a mesas alrededor de todo el mundo.

“Rápidamente, en unos pocos días, a diferencia de las políticas públicas que pueden tomar años en ser implementadas, la mayoría de la industria y las agencias del gobierno se pusieron de acuerdo en lo que ahora es conocido como la “moratoria de la soya”, dijo Gibbs. “Este fue un momento histórico”.

En el estudio, publicado por la revista Science, el equipo de Gibbs analizó mapas de la selva Amazónica y los cultivos de soya existentes e identificaron áreas donde nuevos cultivos de soya habían sido plantados y nueva desforestación había ocurrido. Gibbs quería entender qué tan efectiva había sido la moratoria y además si las leyes forestales Brasileras podrían detener la desforestación. Ella descubrió que no podrían.

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“El Amazonas Brasilero cubre un área seis veces el tamaño de Texas, y es muy difícil para ellos hacer cumplir las leyes”, dijo Gibbs. “Hemos descubierto que los granjeros que parecían seguir la Moratoria de la Soya estaban en realidad violando el código del bosque con alrededor de 600 granjeros deforestando selva pero no para plantar soya”.

“Pero la soya es su cultivo más lucrativo, así es que si pueden, plantarán soya en los terrenos despejados”, agregó diciendo que esta era la razón principal por la cual es tan importante que continúe la moratoria de la soya. “La soya se puede expandir en un 600% en tierras que han sido desforestadas hace tiempo, así es que no están limitando su producción al hacer cumplir la moratoria”, dijo Gibbs. “En lugar de ello, los comerciantes de soya podrían incitar a los granjeros a plantar en tierras que ya han sido despejadas”.

Romulo Batista, activista a favor de los bosques en Greenpeace Brasil, coincide con ello: “Las leyes Brasileras permiten hasta un 20% de deforestación en tierras de cultivo, pero esto es innecesario. Hay varios estudios científicos demostrando que Brasil no necesita seguir deforestando para aumentar en un doble su producción agrícola”.

Compañías como McDonalds son una parte integral de la moratoria de la soya, y los gigantes de la comida rápida lideran una alianza con las compañías consumidoras Europeas. Sin la insistencia de la soya libre de deforestación, Batista dijo que la asociación de comerciantes de soya dejará que la prohibición expire y cumplirán con los mínimos requeridos por las leyes Brasileras.

Visto en: Take Part

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