Una extraña y radical solución ambiental que nunca habías escuchado

En 1967 había tres billones de personas en el planeta Tierra. Un año después, la idea de que la sobrepoblación terminaría matándonos llegó con la publicación del libro de Paul Ehrlich, La Bomba de la Población. Pero si la conciencia aumentó después de estas teorías, no hizo mucho por disminuir el crecimiento de la población. Hoy hay  7 billones de personas y el número continúa aumentando.

En el siglo 18, un clérigo llamado Thomas Robert Malthus advirtió que en la medida que la población crecía, los recursos irían desapareciendo y la hambruna y las enfermedades serían el resultado. Malthus nunca anticipó algunos de los horribles efectos secundarios de la sobrepoblación que vemos hoy, como la extinción de especies y el desastre ambiental. Pero de muchos modos, la idea de control de la población ha pasado a segundo plano en favor de preocupaciones más apremiantes como la disminución de las emisiones de carbono.

Un grupo, sin embargo, está ofreciendo una solución radical a nuestro desastre: El Movimiento Voluntario de Extinción Humana. Su lema es: “Vivamos mucho y extingámonos”. Lo que este grupo plantea es sin duda extraño y sobre todo extremo: debemos dejar de procrear.

Se trata de un movimiento informal que se formó en los años 70 llamado “los Extincionistas”, quienes valoran más la Tierra y sus millones de especies que la supervivencia humana. Su objetivo es convencer a los humanos de dejar de reproducirse, dejar de tener bebés en forma absulota y permitir que la raza humana desaparezca lenta y silenciosamente, en paz y sin el sufrimiento y el dolor que la sobrepoblación ha forjado en gran parte del mundo. Solo entonces el mundo y las especies sobrevivientes podrán recuperarse y prosperar.

Aunque su agenda se aleja mucho de la corriente principal, las estadísticas relacionadas con la sobrepoblación son aleccionadoras:

La extinción humana no es una idea nueva. Incluso los textos bíblicos cuentan cómo Jehovah, cansado con su experimento, decidió que los humanos estaban destruyendo el planeta. Según sabemos, sin embargo, en un indulto de último minuto, se apiadó y permitió a Noé y a su familia vivir durante cuarenta días y noches de incesante lluvia.

Luego, Noé y sus parientes salieron adelante y se multiplicaron y aquí estamos ahora. Los mitos religiosos comparten la idea de que las catástrofes, como la gran inundación, llevan a la extinción. La idea revolucionaria de los Extincionistas Voluntarios es que planificando intencionalmente nuestra extinción –no catastrófica–, podemos salvar al mundo y mejorar las vidas de los humanos en el intertanto.  Aunque parece un tanto extremo…¿no crees?