Un equipo internacional de ecologistas ha descubierto evidencia de una masiva guerra al estilo de Juego de Tronos entre dos especies de abejas sin aguijón en Brisbane, Australia. Estas abejas lucharon a muerte por meses, por la posesión de una colmena llena de miel y que resultó en una masacre. Paul Cunningham de la Universidad de Tecnología de Queensland es el autor principal del artículo publicado en la revista The American Naturalist.
Tetragonula carbonaria es una especia de abeja sin aguijón nativa a Australia. Generalmente son consideradas como abejas sugarbag por la miel que producen en sus colmenas. Mientras que los humanos buscan esta miel para consumirla, también hace a las abejas blanco de invasión por otras colonias que buscan controlar vastas cantidades de comida. Miles de invasores descenderán a la colmena, listos para luchar hasta la muerte, usurpando la colonia y tomando control del territorio. Inicialmente se asumió que estas guerras ocurrirían entre diferentes colonias de la misma especie, pero el equipo de Cunningham encontró que este no era el caso.
“La colonia defensora era como esperábamos, Tetragonula carbonaria, pero la colonia agresora resultó ser una especie relacionada de más al norte, llamada Tetragonula hockingsi”, dijo el coautor James Hereward en un comunicado de prensa.
Un enjambre de abejas trabajadoras hockingsi bombardeó la colonia de carbonaria, sacando a las abejas y matándolas sin compasión. El objetivo final de las abejas hockingsi era transportar a su propia abeja reina hasta allí y tomar control de la colmena y su miel. Aunque ambas especies, carbonaria y hockingsi, no tienen aguijón son luchadoras increíblemente formidables debido a sus fuertes mandíbulas e incesante compromiso. Cuando las abejas opositoras se enganchan para pelear, nunca se dejan ir.
“Ni los atacantes ni las defensoras sobreviven estas peleas a la muerte uno-a-uno, durante la cual una alfombra de abejas muertas o muriendo se puede ver en el suelo. Quien gana depende solo de los números”, añadió Cunningham. “Se requirieron tres ataques consecutivos durante varias semanas antes de que las abejas hockingsi ganaran. Cuando eventualmente superaron las defensas, habían asfixiado a la colmena en un enorme enjambre, sacando sin compasión a las obreras, zánganos y jóvenes reinas. ¡Fue una masacre!”.
Meses después de terminada la pelea y cuando las abejas se habían asentado, el equipo realizó un análisis genético de las abejas actualmente viviendo en la colmena. Confirmó que la colonia hockingsi había derrocado con éxito a las abejas carbonaria. La reina actual de la colmena era hockingsi, hija de la reina cuyo ejército lideró el ataque.
Esto no es un incidente aislado. El equipo estudió 250 colmenas durante el curso de 5 años, encontrado evidencia de 46 otras masacres de abejas, aunque los resultados no siempre eran predecibles. “Y las abejas hockingsi no siempre son ganadoras“, concluyó Cunningham. “Todavía hay muchas preguntas por responder, tales como qué induce los ataque y si las jóvenes de la colmena usurpada son perdonadas y utilizadas como esclavas, o simplemente asesinadas”.