Por Romina Bevilacqua
13 septiembre, 2014

George Kourounis se paró en el borde de un lago de lava al rojo vivo, un ardiente gorgoteo de rocas fundidas a solo pocos metros de distancia y al mismo tiempo una lluvia caustica salpicando su traje de protección.

Fue una “ventana al infierno”, dijo. “Dramática y violenta”.

httpv://www.youtube.com/watch?v=BAdFvTo9874

Kourounis es un explorador y documentalista y en el últimos mes, él y Sam Cossman, un explorador y cineasta, se sumergieron en el profundo cráter de Marum, el cual está ubicado en una volcán activo en el archipiélago de Vanautu en el Pacífico del Sur. Esta intrépida dupla llevó cámaras para capturar su trascendental aventura.

“Bajar hasta el cráter de Marum ha sido un sueño por muchos años”, contó Kourounis a The Huffington Post. “Fue emocionante, por decir lo menos”.

Kourounis, Cossman y dos guías, Geoff Mackley y Brad Ambrose, se demoraron 4 días en subir el volcán y descendieron dos veces al cráter. De acuerdo con Kourounis, el descenso incluyó unos increíbles 1200 pies. Eso es “casi tan profundo como la altura del edificio del Empire State”, dijo.

Kourounis, un documentalista que se especializa en capturar fuerzas extremas de la naturaleza,—quien ha perseguido tornados e incluso se casó en el borde de un volcán en erupción—no es ajeno a la aventura extrema y al peligro. Pero el viaje hacia Marum, dijo, fue una de las experiencias más intensas que ha vivido.

“Llegar a Marum, fue como una escalada inversa del Everest”, señaló. “El volcán se defendía, y teníamos que lidiar con un clima horrible, muchísimo calor proveniente de la lava, descendiendo y ascendiendo 400 metros casi verticales, de cara a rocas sueltas, lluvia ácida tan fuerte que podría haber provenido de una batería de auto y una variedad de otras locuras”, agregó.

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Kourounis dijo que se acercó tanto a la lava que al salpicar alcanzó y derritió su chaqueta de lluvia y algunas partes de su cámara.

“Cuando ves esa escena (en el video) donde salgo como un punto plateado, al lado de lo que parece ser una cascada de lava, ese fue un lugar extremadamente peligroso para estar parado”, dijo. “Fue un poco intimidante. Si algo hubiese salido mal. Habría pasado rápida y castatróficamente”.

Cossman dijo que a pesar de que la experiencia fue aterradora, todo ese miedo “fue eclipsado por la adrenalina de estar colgado sobre algo inimaginable, un pozo de fuego brillante que solo se puede comparar a la superficie del sol”. “No hay duda, esta experiencia fue la aventura cúspide de mi vida”, añadió.

Fue “una expedición increíble” dijo finalmente Kourounis.

Ya lo creemos que así fue.

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