Por Catalina Vásquez
29 julio, 2015

Al parecer, no hay día en que no me sorprenda de la naturaleza. 

En las últimas décadas, son muchos los fósiles de serpiente que se han encontrado. Todos han sido un aporte, pero ninguno tan importante como el que se descubrió hace tan sólo unos meses en Brasil, específicamente en el noreste del país, en una zona llamada Crato, y de donde fue posible armar gran parte del rompecabezas sobre el origen de esta especie.

La verdad, es que se trata de nada menos que el eslabón perdido, que compartió con los grandes dinosaurios del Cretácico y que tiene una particularidad que hoy en día, simplemente no la harían una serpiente. Este fósil por extraño que parezca, tiene 4 patas, con 5 dedos cada una, que probablemente no utilizó nunca para desplazarse, pero sí, para afirmarse de la hembra durante el apareamiento o para agarrar a sus presas. Fue nombrado como Tetrapodophis amplectus, lo que significa literalmente serpiente de cuatro pies.

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Dave Martill

Este ser fue descubierto literalmente 2 veces. La primera en el yacimiento de Crato, y la segunda, por el profesor de paleobiología de la Universidad de Portsmouth en el Reino Unido, David Martill, quien de paseo con sus alumnos por el Museo Solnhofen en Alemania, se encontró con un fósil de no más de 20 centímetros de largo con un letrero que decía “fósil desconocido”. Y bueno, como podrán imaginar, el profesor se interesó de inmediato en los misterios que podría ocultar tal ser, y al aproximarse un poco más, su mandíbula logró caer al igual que en los dibujos animados.

Diablophis-gilmorei

Julius Csotony

“Esto es indiscutiblemente una serpiente fósil pero con cuatro patas”, comentó el profesor a sus alumnos y agregó que nunca había visto algo así. “Este es el eslabón perdido de la teoría evolutiva que establece que debe haber un animal que es la transición de los lagartos de cuatro patas a las serpientes. No puedo creer que estaba aquí, dentro de un museo y frente a nuestras narices”, terminó de comentarles.

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Dave Martill

Martill preguntó de inmediato en el museo sí es que podía estudiar el fósil, y así, reclutó a Helmut Tischlinger, un paleontólogo alemán, y a Nicholas Longrich, un profesor de biología evolutiva en la Universidad de Bath, para que le ayudaran a descifrar los restos. Finalmente y para tranquilizar a todos los estudiosos de la evolución, incluido el mismísimo Darwin, resultó ser lo que tanto anhelaban. Una serpiente primitiva, con las características principales de toda serpiente, como son el hocico corto, cuerpo alargado, colmillos y dientes, mandíbulas flexibles y capaces de tragar a grandes presas, columna extremadamente flexible, pero con el detalle de las cuatro patas, que las convierte en claros descendientes de los lagartos. 

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James Brown