Por Romina Bevilacqua
30 marzo, 2015

Este emotivo reencuentro comprueba que los elefantes tienen una excelente memoria y que ayudar a un animal también nos llena de felicidad a nosotros.

Hace 26 años una cría elefante de tres meses siguió a su madre y a su rebaño a un claro cerca del bosque Imenti de Kenia. Una multitud de aldeanos, quienes temían por la sobrevivencia de sus preciados cultivos, rodeó a la manada y les disparó dardos venenosos y lanzas, matando a aquellos que no pudieron escapar. La cría fue golpeada en la cabeza y cayó inconsciente al piso, donde parecía estar destinada a sufrir el mismo destino que los demás.

Por suerte un grupo de guardabosques llegó justo a tiempo para rescatar a la cría, junto con otro elefante de la manada. Llevaron a ambos a las instalaciones del David Sheldrick Wildlife Trust (DSWT) para rehabilitarlos. El elefante bebé, a nombraron Ndume, al principio estaba en un estado de pánico. Lloraba y buscaba a su madre, pero no podía encontrarla. Con el paso del tiempo Ndume comenzó a ajustarse a la vida en el centro de rescate y a recuperarse bajo los cuidados de Joseph Sauni, su cuidador kenio. Dos años más tarde el mismo hombre que cuidó de él todo ese tiempo lo liberó en su territorio silvestre. Desde entonces Ndume ha formado una nueva manada junto a otros elefantes huérfanos y se ha convertido en uno de los machos más grandes del grupo.

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Los guardaparques no lo han visto mucho, pero hace poco el cuidador que lo protegió mientras se rehabilitaba cuando pequeño, tuvo un encuentro con él en el Parque Nacional Tsavo. Este momento fue grabado en video. Joseph Sauni, el cuidador que alimentó a Ndume con una botella de leche, como si se tratase de una vaquilla, se encontró con su antiguo amigo que ahora medía algunos metros más. Las imágenes y el placer que sintió Sauni son conmovedores:

httpv://youtu.be/q21NsCpolA4

Sauni señaló luego en un informe que habían pasado años desde la última vez que lo habían visto y que, pese a que no tenían ninguna pista que los hiciera pensar que algo malo había ocurrido, con la caza ilegal y ataques nunca se sabe. Ya en 2009 Ndume y otros elefantes huérfanos a los que habían ayudado en la reserva regresaron al lugar en busca de ayuda. Habían sido alcanzados por flechas venenosas y necesitaban que alguien las curara. Hoy en este reencuentro Sauni está seguro de que Ndume los reconoció y por lo mismo actuó de manera tan calmada viéndose majestuoso y feliz.

La historia de Ndume tiene un final feliz, pero no todos los elefantes pueden escapar de los ataques de los que son víctimas.