Por Romina Bevilacqua
3 diciembre, 2014

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*Este artículo fue escrito originalmente por Nick Stockton

Shingles (“herpes” en español) no es la enfermedad que tengo. Es mi gato. Lo amo con todo mi corazón pero a veces me saca de quicio. No estoy solo en mi estatus de amante de gatos en conflicto. Tony Buffington es un veterinario en la Universidad de Ohio State y hace poco me contó que muchos dueños de gatos se sienten constantemente frustrados con sus compañeros felinos. Aun cuando los alimentamos, limpiamos sus desordenes, les hacemos cariño, los abrazamos y acariciamos, Buffington me dice que pocos sabemos cómo escuchar a nuestros gatitos. Esto puede hacer que las cosas se vuelvan más frustrantes para ellos que para nosotros. Esto ya que, sin importar cuánto los amemos, los gatos son extraterrestres cautivos y domesticados que no tienen manera de interpretar nuestras costumbres ni nosotros de interpretar las de ellos.

El Dr. Buffington se sentó a explicarme cómo escuchar a los gatos. No son solo trucos para ganar más tiempo de cariño con él sino que son maneras para generar un hogar más armonioso que permita mejorar la salud de tu gato. Durante años, Buffington ha estudiado las causas esenciales de la cistitis intersticial, una dolorosa y crónica inflamación del tejido de la vejiga de los felinos. Su investigación indica que un ambiente hogareño estresante podría causar esta enfermedad, junto con quizás otras enfermedades felinas crónicas. Así que Buffington cree que la mejor cura es aprender a escuchar al gato, entregarle alternativas y reducir los factores ambientales que gatillen su respuesta basada en el estrés.

1. Eres un simio enorme e impredecible

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Oyes el inconfundible sonido de garras en el sofá. Chasqueas tus dedos, gritas, tiras agua e incluso quizás también lanzas un cojín. Nada sirve porque eventualmente tu gato volverá a hacerlo. “No es que tu gato te esté ignorando”, dice Buffington. Simplemente no sabe cómo conectar tu refuerzo negativo con su comportamiento. Esto se debe a que los gatos evolucionaron y se desarrollaron como cazadores solitarios sin la más mínima necesidad de interpretar señales sociales especialmente que tuvieran que ver con la modificación del comportamiento.

“¿Cómo diablos tu gato va a saber que le estás gritando para que deje de arañar el sofá?”, dice Buffington. Sin la habilidad cognitiva de entablar la conexión entre tu explosión de rabia y sus rasguños, lo único que tu gato ve es una caótica agresión. “Para el gato, eres un simio loco que lo está atacando sin motivo alguno”, dice.

En vez de disuadir la acción, te conviertes en un objeto de miedo. Y eso no es todo. Tu gato se frustrará y eventualmente se estresará, porque lo interrumpes constantemente en actividades naturalmente felinas, como el rasguño de sus uñas o saltar hacia algo que esté en altura. “Los gatos se enferman cuando quieren expresar sus comportamientos naturales y no lo pueden hacer”, dice. Además de esto, seguirán haciendo esas cosas cuando tú no estés.

La manera correcta de entrenar a un gato es a través de su ambiente”, dice Buffington. Por ejemplo, coloca cinta adhesiva de dos caras en la esquina de tu sofá o papel aluminio en la mesa de tu cocina. Luego, coloca la alternativa cerca de él, ahora más atractiva para él. Esta alternativa es un rascador vertical cubierto en menta de gato, o un espectacular árbol para gatos que hayas construido con madera reciclada. Cuando tu gato haga lo que quieras que haga, dale un premio o dale cariño. “Deja que la casa entregue más malas vibras y tú el refuerzo positivo”, dice Buffington.


2. Feng shui felino

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En esas pocas horas del día en las que tu gato no está durmiendo, tu gato es una pequeña bomba de energía que desea moverse por tu casa de la manera más armoniosa posible. Pero al poner su plato de comida al lado del refrigerador, o la caja de arena cerca de la secadora de ropa, o su caja de cartón al lado del ventanal que da al patio, estás perturbando su armonía.

Puede que no escuches el sonido del motor del congelador o el cilindro de la lavadora pero, según Buffington, para tu gato ambas máquinas suenan como un monstruo que le grita cuando está comiendo o haciendo popó. Coloca el plato de comida y su caja de arena en lugares silenciosos donde el gato tenga una ruta de escape libre cuando se sienta amenazado. (O sea, no en un clóset por ejemplo).

Lo que el gato vea también puede ser algo estresante para él. Los gatos sienten curiosidad por otros animales pero si no existe una barrera visual entre los perros, los gatos, las cabras, los caballos o las alpacas que están afuera, el gato se sentirá amenazado. “Los gatos no entienden el concepto del vidrio pero sí el de la altura”, dice Buffington. Dale a tu gato acceso libre a lugares en altura, como un armario o un librero, desde donde pueda observar el lugar en paz.


3. No te metas con la barriguita de Misifús

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La visión y los ruidos no son las únicas cosas de tu casa que violentan los sentidos de tu gato. Los humanos son más propensos a demostrar cariño con toqueteos que los gatos y muchas veces sentimos que su esponjosidad es tan irresistible que tenemos que tocarlos. Pero a los gatos, al igual que a nosotros, les gusta poder decidir cómo son tratados. “¿Te gustaría que alguien te estuviera tomando, abrazando, o haciéndote cariño constantemente?”, dice Buffington.

La mejor manera para solucionar esto es dejar que tu gato guíe la interacción. Si está rozando alguna parte de su cuerpo con el tuyo, es porque te está permitiendo que le hagas cariño en esa parte específica de su cuerpo. Otros comportamientos felinos pueden ser engañosos porque pueden verse como una invitación para que les hagas cariño cuando realmente no lo son. Uno de los comportamientos más clásicos es cuando expone su barriga. Si te acercas a hacerle cariño, te morderá y rasguñará. “El exponer su barriga no es una trampa que él te está tendiendo”, dice Buffington. “El gato te morderá porque se siente violentado y asustado”. La barriga de un gato es su parte del cuerpo más vulnerable y al exponerla, el gato te está diciendo que confía en ti, no que quiere que le hagas cariño ahí.

Ese no es el único lugar que está fuera de tus límites. ¿Te ha pasado alguna vez que le estés haciendo cariño a tu gato cuando de repente se va hacia el otro extremo de la habitación, se esconde detrás de algo y te queda mirando fijamente?

“Si tu gato actúa de manera extraña, entonces probablemente hubo algo que gatilló ese comportamiento”, dice Buffington. Quizás no dejaste de hacerle cariño a la base de su cola, porque tenía su trasero parado todo el tiempo. Esta zona está llena de nervios y hacerle cariño ahí puede ser hiperestimulante para él. Algo similar a lo que nos pasaría a nosotros si nos hacen cosquillas. Además de esto, para los gatos tampoco es normal que los tomen y acunen. Si tu gato está enrollado en tu regazo, no significa necesariamente que quiera que lo tomen.

¿Cómo dices? ¿A tu gato le encanta que lo tomes, que te acurruques con él y que le hagas cariño en su suave barriguita? No hay problema, nadie te tiene celos.


4. Quieres que tus gatos sean amigos entre ellos más de lo que ellos quieren realmente

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Shingles y yo nos cambiamos hace poco a una casa junto con otros dos gatos y mi compañero de habitación y yo hemos intentado durante meses que los gatos jueguen entre ellos. No ha funcionado bien. Una y otra vez, los ponemos en el living y observamos cómo su curiosidad se comienza a transformar en temor y violencia.

Buffington dice que estamos haciendo todo mal. Comienza de a poco, dice, haciéndole cariño a cada uno de los gatitos por turnos con la misma toalla seca para acostumbrarlos al olor de los otros gatos. Antes de presentarlos, asegúrate que hayan comido, ido al baño y recibido suficiente cariño de parte de sus respectivos dueños. En otras palabras, asegúrate que se sientan cómodos. Una vez que los gatos estén juntos, hazle saber a tu gato que lo estás respaldando haciéndole mucho cariño. No los presiones a que interactúen y asegúrate de que cada uno tenga una ruta de escape libre.

Y si tu gato no se siente cómodo con la cita que le agendaste con los otros gatos y decide irse, deja que se vaya. Buffington dice que una de las equivocaciones más comunes es creer que los gatos necesitan estar junto a otros gatos. En la vida silvestre, los gatos cazan solos y no comparten su comida. Los otros gatos no son sus amigos sino que, más bien, su competencia.


5. A tu gato le importas

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Tu gato no es tan indiferente a ti como parece. Quiere conectarse contigo y la mejor manera de hacerlo es a través del cariño, la comida y los jugueteos. Si a tu gato no le gusta jugar, quizás hay algo que estás haciendo mal. Si tienes un puntero laser, no lo muevas como si estuvieras en una fiesta de música electrónica. Muévelo a una velocidad natural y deja que el gato lo atrape ocasionalmente. La misma regla aplica para el alambrito con la pluma en la punta.

Shingles solía llorar incesantemente cada vez que me iba de la casa y me preocupaba que dejarlo solo lo haría más neurótico. Buffington me sugirió que creara pequeños rituales para cuando me vaya y cuando llegue. “Antes de irte, llama a tu gato, dale cariño y asegúrate que sepa que te estás despidiendo”, dice Buffington, quien me sugiere que tenga un ritual parecido para cuando llegue de vuelta. “Algunas parejas sobreviven si se ven menos de una hora al día. La relación con tu gato puede sobrevivir con 10 minutos al día, en la medida que esos 10 minutos sean bien trabajados y de calidad para la relación”, dice Buffington.

Visto en: Wired