Por Catalina Vásquez
24 febrero, 2015

Budi, el pequeño orangután, tenía las piernas atrofiadas y lloraba de dolor cuando lo tocaban.

Las novedades para el mundo de los primates son alentadoras. Tras una terapia intensiva realizada por los voluntarios del Centro Internacional de Rescate, en Borneo, Indonesia, el monito que hace tan sólo unas semanas había llegado con los músculos de sus piernas tan débiles como para caminar o subir árboles, está mucho mejor.

“Es difícil imaginar que este es el mismo pequeño orangután que no podía mover las piernas, ni sentarse, e incluso lloraba de dolor cuando lo tocaban“, son parte de los comentarios que escribieron junto al video en la página de Facebook de la Organización, y recalcan además, que los ruidos que hace, no son llantos de dolor, sino chirridos de concentración y determinación por salir adelante.

Budi hizo noticia el mes pasado, cuando su antigua dueña, que lo mantenía como una mascota, llamara a las autoridades después de que se enfermara. Los veterinarios lo fueron a auxiliar y la situación en que lo encontraron los dejó alarmados. El pequeño había pasado los primeros 10 meses de vida en una jaula para pollos y se alimentaba única y exclusivamente de leche condensada.

La industria global de aceite de palma ha estado deforestando los terrenos en Indonesia donde viven los orangutanes como Budi. Esto les ha dificultado encontrar comida y los ha hecho más vulnerables a la caza, que los busca por su carne o para mantenerlos como mascotas.

Significará mucho esfuerzo que Budi pueda utilizar sus músculos tras 10 meses sin moverse, explican en la página de Facebook, “pero claramente este pequeño es un guerrero, que no se rendirá hasta volver a los árboles donde pertenece”.

Visto en: Take part

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