Por Catalina Vásquez
12 junio, 2015

Le pusieron una cámara en la espalda y se fueron a cenar. Una historia contada desde el punto de vista de un perro.

Teniendo en consideración que hay perros de personalidad dócil, otros más difíciles, de que pueden ser cariñosos o esquivos, obedientes o desordenados, juguetones o buenos para la siesta, y así podría seguir enumerando cualidades por minutos, la verdad es que no es posible aseverar de que esto, sea exactamente lo que hacen nuestros amigos peludos cuando se quedan solos en casa… por lo menos no es lo que el mío haría (me he encontrado maceteros hechos añicos, tierra en todas las alfombras y un par de cortinas en el piso). Pero bueno, de todas maneras sirve para entender el sentimiento de amor que tienen hacia sus humanos. 

El video lo dice todo. Keith Knittel, un estadounidense de Cleveland, salió a comer con su novia por un par de horas. Algo bastante común para una pareja joven, sin tener en consideración lo que hizo justo antes de salir de casa. Keith, montó una cámara GoPro en el lomo de su pastor alemán para saber a qué se dedicaba cuando ellos estaban fuera de casa. El chico cerró la puerta y pudo escuchar los últimos movimientos del perro. Sin embargo, cuando se alejó, la cámara fue la única encargada de registrarlo todo.

El pastor alemán dio vueltas por la casa, subió y bajó las escaleras, se recostó al lado de la cama de sus humanos y miró por la ventana incontables veces. Claramente echaba de menos a sus compañeros de hogar y cuando los volvió a ver, la emoción se le notó por cada poro del cuerpo.