Por Romina Bevilacqua
17 abril, 2015

Probó el plato y lo encontró delicioso, pero una vez que pidió la receta quedó aterrado. 

¿Qué harías si tus vecinos te invitan a cenar, cocinan un delicioso plato y descubres que frente a ti tienes un filete que perfectamente podría haber pertenecido a tu mascota? Esta es la extraña historia que se muestra en este video.

Melanie Joy, la autora del libro “Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas”, se pregunta por qué cuando se trata de perros, gatos o hamster  a los que se suele llamar mascotas, los tratamos como miembros de la familia, cuidamos de ellos, los protegemos y los mimamos. Mientras que otros animales como los cerdos, vacas y pollos son llamados “comida” y por ende no merecen nuestro cariño. Es extraño cómo nuestra cultura está tan dispuesta a comer cierto tipo de animales y a otros no, y eso es lo que Joy, que es psicóloga social, describe como un proceso de negación. ¿Por qué? Porque ignoramos la capacidad de conciencia de estos animales, hacemos caso omiso a su sufrimiento y de las crueles prácticas a las que los someten las industrias ganaderas y granjas. Si sólo pensáramos más en lo que comemos, podríamos transformar lo que siente la sociedad respecto de comer animales.

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