Su perro murió, pero antes salvó su vida y la de sus amigos

Todo comenzó cuando un gran rayo cayó sobre ellos en la montaña. 

Jonathan Hardman y unos amigos decidieron escalar el Monte Bierstadt en Colorado por el fin de semana, y por supuesto que Jonathan decidió llevar con ellos a su fiel amigo Rambo, un pastor alemán. Luego de llegar a la cima y disfrutar de un momento de relajo y fotografías, decidieron comenzar a bajar la montaña, pero de repente el clima cambió súbitamente.

 

Una tormenta eléctrica se apoderó del cielo en pocos minutos y en un abrir y cerrar de ojos, un gran rayo cayó sobre ellos, o mejor dicho directamente sobre la cabeza de Jonathan. Todo se fue a negro. Nadie sabe cuánto tiempo pasó hasta que comenzaron a despertar. Jonathan cuenta a 9News que una vez que abrió sus ojos no sentía sus piernas ni sus brazos. “Estaba ahí enseñándole a mi perro cómo saltar hasta donde estaba yo, y lo siguiente que recuerdo es que sólo desperté, no podía mover mis manos, ni mis brazos ni mis piernas“, recuerda Jonathan Hardman.

No sabía bien lo que había ocurrido, pero intentó mirar hacia atrás y buscó a Rambo que estaba junto a él cuanto los alcanzó el rayo. Y ahí detrás de él lo vio. Su cuerpo yacía a pocos metros de él. Uno de sus amigos intentaba tomarlo en brazos y apoyarlo sobre su hombro, pero pesaba mucho. En ese momento Hardman comprendió que realmente estaba muerto.

Pese a que sus amigos y sobre todo Jonathan sufrieron serias heridas causadas por el rayo, lograron bajar de la montaña y obtener ayuda médica. Una vez en el hospital, el doctor les explicó algo que nunca más olvidarían. Si no hubiese sido por Rambo, ellos y sobre todo Jonathan, muy probablemente no habrían sobrevivido al fuerte impacto del rayo. El cuerpo de Rambo absorbió gran parte de la mortal dosis de descarga energética del rayo que cayó sobre Jonathan porque estaba junto a él, y mientras su cuerpo no logró resistirlo, hizo posible que Jonathan pudiese sobrevivir al accidente.

“Él compartió la descarga eléctrica conmigo”, cuenta Jonathan según lo que le comentaros sus doctores. “Él estaba justo ahí a mi lado y si no fuese por él habría absorbido todo por mi cuenta”, agrega. Esta es la última fotografía que se tomaron juntos ese día, y con lágrimas en los ojos Jonathan dice: “Es por él que estoy con vida. Te extrañaré tanto Rambo“.

Ahora cada vez que vean sus cicatrices, sabrán que gracias a Rambo, están con vida.