“Mi nombre es Amber. Tengo un año, dos meses. No tengo un ojo, pero sigo siendo un gato”.
A la hora de elegir una mascota, ya sea perro o gato, se mantiene un patrón bastante rígido. Los primeros seleccionados son los pequeños, de unos 2 o 3 meses de vida para que se adapten a la familia a la que pertenecerán. Segundo, deben ser adorables, con lindo pelo y una carita que te haga pronunciar un “¡Awww!” eterno. A continuación, y una verdadera prioridad para ciertas personas, debe ser de raza pura. Y así, la lista se va haciendo cada vez más específica y los rezagados son los viejitos, algunas razas que tienen un temperamento más complicado, y bueno, los discapacitados o enfermos, que simplemente pueden ser considerados un problema para acarrear hasta la hora de su muerte.
De esto último es de lo que se percató la fotógrafa y estudiante de periodismo de Polonia, Monika Malek y es por eso que creó el proyecto fotográfico “Sigo siendo un gato”. La idea de esta “gatógrafa” como le gusta describirse a ella misma, es demostrar que no importa si estos animales son ciegos, les falta una extremidad, si padecen leucemia u otra enfermedad, eso no los hace menos gatos y merecedores de un hogar con gente que los quiera y se preocupe de ellos.
“Mi proyecto consiste en fotografías de gatos con discapacidad durante momentos en que se comportaban como excelentes felinos. He intentado capturar el hecho, de que, independientemente de su discapacidad, su comportamiento es igual que la de cualquier otro gato. La incapacidad es un estado de ánimo. No se sienten peor, así que ¿por qué los tratamos como tal?” explicó Monika Malek en la página web de su proyecto.
A continuación podrás ver los maravillosos momentos que esta chica logró capturar, que como dijo anteriormente, están pensados en mostrar cosas cotidianas del mundo de los gatos como meterse en cajas, dormir en las posiciones más retorcidas que se pueda imaginar, pasar horas mirando por la ventana o hacer muecas al oler cosas extrañas.