Por Romina Bevilacqua
5 septiembre, 2014

Las ballenas son uno de los animales más grandes que existen en la Tierra, por lo que cuando aparecen muertas en las orillas de las playas no es fácil remover sus restos. Debido al gran tamaño, la ballena debe ser cortada en pedazos más pequeños y fáciles de transportar.  Pero el acto de cortar el cadáver representa otro obstáculo: cuando los cadáveres son perforados pueden explotar.

Desde el momento en que una ballena muere, esta comienza a descomponerse. Los órganos internos y toda la comida que fue consumida antes de su muerte, se pudren y aparecen bacterias que generan calor y gases. Todo esto crea una gran presión en el interior de la ballena y cuando biólogos o científicos deciden cortar en pedazos el cadáver para removerlo o estudiarlo, el gas sale con mucha fuerza y puede acarrear sangre y órganos internos en dicho proceso.

En este fenómeno se involucran tres tipos de gases: metano, amoníaco y sulfuro de hidrógeno. Como es posible imaginarse, esta combinación genera un olor desagradable. El metano es un subproducto de la digestión, el amoníaco es lo que le da un olor distintivo a la orina de los gatos y el sulfuro de hidrógeno es aquel gas que huele similar a huevos podridos. En resumen, la experiencia es algo así como una gran bomba del tamaño de una ballena que expulsa con sangre, entrañas y un olor a orina de gato y huevos podridos mezclados.

Mira este sorprendente, y obviamente gráfico, video de un cadáver de ballena.Menos mal que la persona en el video estaba usando un impermeable…

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Japón busca retomar la caza de ballenas en la Antártica para 2015

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Pese a que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitió a principios de año una sentencia que prohibe a Japón cazar ballenas en el océano Antártico, el país anunció que está pensando retomar la práctica en 2015La semana pasada se dio a conocer un nuevo proyecto para seguir cazando ballenas y que asegura tener un “enfoque más científico” que el gobierno pretende dar a conocer en la Comisión Ballenera Internacional (CBI), a fines de septiembre. Un responsable de la agencia de pesca japonesa señaló al respecto a AFP, que “Con este plan sólo tendremos como objetivo los pequeños rorcuales del Antártico“.

En marzo de este año la CIJ dictaminó que Japón debería renunciar a la caza en el Antártico ya que, según señalaron los jueces, Japón realizaba una caza comercial ilegal, disfrazada de actividad científica”. Esto debido a que el país asiático alegaba que las ballenas que cazaban tenían fines científicos, apoyándose del resquicio legal que tiene la moratoria mundial contra la caza de ballenas de 1986 que permite su captura solo en casos que se utilicen en estudios científicos. 

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Hasta antes de la decisión del CIJ emitida a fines de marzo, el país ya había capturado 850 ejemplares de ballenas minke (rorcual aliblanco), 50 de ballena jorobada y 50 de rorcual común, en el marco de su programa Jarpa II. 

Ya en junio el primer ministro japonés, Shinzo Abe, había adelantado que aumentarían sus esfuerzos para reanudar la caza de ballenas en esta zona y señaló que las localidades niponas que practican esta pesca tradicional respetan y aprecian las ballenas, asimismo  rechazó la “percepción exterior” que señala a la caza de estos mamíferos como un acto “sin piedad”.

Hasta el momento, Japón continúa la actividad en el Pacifico Norte y en sus aguas territoriales, una zona que no entra en el marco de la sentencia de la CIJ.