Por Catalina Vásquez
5 junio, 2015

Siempre vale la pena esperar por las cosas buenas. 

Chip, un perro mestizo, llegó a un refugio cuando tenía tan sólo 7 semanas de vida, con el propósito de encontrar un hogar repleto de niños que quisieran jugar tooodo el día con él. Hoy, está cruzando las puertas del refugio por primera en los brazos de su orgulloso dueño. No puede más de la emoción, mueve la cola con un ánimo que no se le veía hace mucho, y ya me imagino en lo que estará pensando… todo el cariño, paseos por el parque y deliciosa comida que le darán.

Todo suena maravilloso, pero la verdad, hay algo que no calza en esta historia. Chip está saliendo del refugio Save-a-Pet, ubicado en Puerto Elizabeth, Sudáfrica, con 15 años de edad y convertido en un completo anciano. Un lugar, donde por suerte no se permite sacrificar a los animales, pero en el que pasó toda su vida, encerrado en una jaula pequeña, sin compañía, la misma comida aburrida a diario y recibiendo una caricia de los cuidadores de manera ocasional.

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¿Suena horrible no? Pues Debbie Gillett, una amante de los animales, fan de Chip y voluntaria del refugio, decidió escribir un mensaje conmovedor para conseguirle de una vez por todas, un hogar a este pequeño y adorable perrito de pelo blanco:

“Chip NUNCA ha tenido un hogar, NUNCA ha tenido una familia, NUNCA ha tenido alguien con quién jugar o con quién caminar, NUNCA a tenido una cama caliente, ni un ser humano que lo abrace”.

“Ha pasado toda su vida en un refugio de Puerto Elizabeth. No puedo pensar nada peor que la muerte después de pasar la vida ENTERA viviendo en un refugio. Sí, Chip tiene comida y agua y un sitio donde dormir, está mejor que cientos de miles de perros, pero es tan triste que va a morir y nunca ha tenido la experiencia de vivir en una casa“.

Probablemente a Chip no le quede mucho tiempo de vida, él tiene un problema de piel y otros de visión. Estoy pidiendo a alguien por ahí que de un paso adelante y abrace su corazón para darle un hogar lleno de amor antes de morir”, fueron parte de sus súplicas…

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¡Y vaya que fueron efectivas! Jaco Rademeyer un joven de la misma ciudad, decidió hacer de su propia vida, algo mucho más interesante, y adoptó al perro. Su intensión, darle unos últimos meses o si se tiene suerte años, llenos de amor, aventuras, sorpresas, y el ofrecimiento de todo su corazón.