Por Romina Bevilacqua
11 noviembre, 2014

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Investigadores han descubierto que incluso la ingesta de bajos niveles de radiación, puede tener un serio impacto en los insectos que viven en los alrededores de la planta nuclear Fukushima Daiichi. Las mariposas que comen del follaje contaminado en las áreas de alrededor son más propensas a sufrir anormalidades y tienen un índice de mortalidad más alto que las que comen de hojas limpias, de acuerdo a un nuevo estudio. Algunos de los efectos podrían incluso ser heredados a sus descendientes, pero interesantemente, las crías que se alimentan de hojas sin contaminar parecen superar los efectos negativos, sugiriendo que el descontaminar la fuente de alimentación podría salvar a la siguiente generación. El trabajo ha sido publicado en la revista de acceso abierto BMC Evolutionary Biology.

El 11 de marzo del 2011, la planta nuclear Fukushima Daiichi tuvo una falla catastrófica que resultó en el colapso de tres reactores de la planta. Consecuentemente, grandes cantidades de material radiactivo se esparcieron por las áreas de los alrededores, a los que la fauna local ha estado expuesta desde entonces.

Para examinar los potenciales impactos biológicos de esta exposición radioactiva, un grupo de investigadores de la Universidad de Ryukyus ha estado conduciendo estudios tanto de campo como de laboratorio en animales pertinentes por varios años. En particular, están interesados en cómo la radiación podría afectar el desarrollo y la genética de la mariposa del pasto azul pálido, una mariposa común en Japón.

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En una previa investigación, el equipo, liderado por Joji Otaki, reunió follaje altamente contaminado de las áreas circundantes poco después del desastre y se lo dio de comer a pupas de mariposa. La radiación en las plantas se encontraba en los miles de Becquereles por kilo (Bg/kg), mucho más alto de lo que los humanos podrían consumir (el límite en Japón es de 100 Bg/kg para los alimentos para humanos).

Descubrieron que las mariposas que consumían hojas contaminadas eran más propensas a sufrir anormalidades físicas y tenían un índice de mortalidad más alto que las mariposas que comían hojas sin contaminar. Pero el estudio no abordó los efectos del consumo de radiación en niveles bajos, que es lo que la más nueva investigación está haciendo.

Los investigadores reunieron vegetación por un año y medio después del desastre de seis localidades diferentes, oscilando de 59 a 1.760 kilometros de la planta. Los niveles de radiación eran significativamente más bajos que antes, yendo de 0,2 Bg/kg a 161 Bg/kg. Una vez más, descubrieron que las mariposas que comían de hojas contaminadas mostraban altos niveles de mortalidad y de anormalidades físicas y que los efectos eran dependientes de la dosis. Pero incluso dosis tan bajas como 100 Bg/kg podrían ser peligrosamente tóxicas para algunos organismos, de acuerdo al estudio.

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Para extender esto, luego dividieron a las crías de estas mariposas en dos grupos; un grupo fue alimentado con el mismo follaje contaminado, mientras que el otro con hojas sin contaminar. Descubrieron que aquellas que comían las hojas contaminadas tenían un índice de supervivencia incluso más bajo que sus padres, sugiriendo que los efectos son transgeneracionales. Sin embargo, aquellas que consumieron hojas sin contaminar tenían una duración de vida cerca de lo normal, sin importar lo que consumieron sus padres. Esto implica que mientras algunos efectos de la radiación pueden ser heredados, éstos pueden ser superados por el consumo de hojas sin contaminar.

Considerándolos juntos, estos resultados claramente muestran que la ingesta de dosis de radiación bajas pueden impactar a los organismos, algo que es desafortunadamente inevitable en esta área. Sin embargo, esto no se traduce necesariamente a los humanos, ya que es posible que los insectos sean mucho más sensibles que nosotros.

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