Por Romina Bevilacqua
30 septiembre, 2014

Como un lanzador de las grandes ligas de béisbol, el pez arquero puede alcanzar a su presa con un fuerte chorro de agua y según un nuevo estudio, lo hace cambiando la forma de su boca. Antes, los investigadores solo sabían que los peces de los bosques lluviosos lanzaban agua a sus posibles víctimas, golpeando a los insectos o pequeños animales fuera de su camino haciéndolos caer al agua donde son rápidamente devorados.

Ahora, un nuevo estudio, publicado el 4 de septiembre en Current Biology, revela que los peces arqueros son por lejos los mejores en producir y utilizar estos proyectiles de agua y que estos animales pueden manipular el agua como una herramienta. “Es realmente un estudio notable”, dijo Alberto Vailati, un físico de la Universidad de Milán en Italia, quien ha estudiado estos peces pero no fue parte de esta última investigación. “Es muy interesante ver cómo un simple animal puede realizar una tarea tan compleja”, agregó.

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Al testear las aguas donde viven los peces arqueros, se puede verificar que existen diferentes especies de Toxotes, que viven en Tailandia y otras partes del Sudeste asiático. La habilidad lanzar chorros de agua hacia sus presas ha hecho que sean muy popular en acuarios, en donde el investigador Stefan Schuster los conoció por primera vez. Físico de la Universidad de Bayreuth en Alemania, Schuster estudia el circuito nervioso que ayuda a controlar comportamientos relativamente simples. Su pequeño departamento no tenía espacio para instalar un acuario grande, sin embargo, igual se compró nuevas mascotas que pertenecían a la especia de los Toxotes jaculatrix que las llevó a laboratorio. Al observar a este pez en acción, se dio cuenta que sus nuevos compañeros de oficina eran el organismo modelo que estaba buscando.

Schuster aprendió que los peces arqueros disparan un sorpresivo y fuerte chorro de agua. Tal como describe Vailati de la Universidad de Milán, “Si te llega el chorro en la cara, pica igual como una mordida de un insecto”. Disparar un chorro de agua así de fuerte y teledirigido, no es tan fácil como parece. Para generar la fuerza suficiente para que el chorro le pegue al insecto y lo noquee, el pez debe concentrar la energía en un solo lanzamiento. Schuster y su colega Peggy Gerullis, se concentraron en encontrar la respuesta de cómo los peces arqueros logran algo así, este proceso les tomó cuatro años. El equipo partió entrenando a nueve peces arqueros a disparar a un insecto en un punto específico del estanque y de esa manera podrían tomar la velocidad y fuerza del chorro, y además los grabaron usando una cámara de alta velocidad.

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¿El pez arquero usa herramientas? Después de analizar cientos de horas de datos, Schuster y Gerullis encontraron su respuesta. El estudio encontró que al lanzar el agua, el pez arquero cambia constantemente la forma de su boca para que el agua salga dirigida directo a su presa. Por medio de esta acción el pez cambia esencialmente las propiedades del agua en movimiento. Lo más importante es que el agua al final del chorro es disparada con más velocidad que la que va al principio. Tanto Schuster como Vailati creen que es cierto, ya que de esta forma el pez interviene a propósito y activamente la hidrodinámica del agua, lo cual es lo mismo que si usara una herramienta. “Es lo mismo que un humano use un palo”, dice Schuster. “Si lanzan un palo por el aire, no sería usar una herramienta, ya que no lo está cambiando. Pero si crea una punta o le remueve las ramas, eso sería una herramienta”. Esto podría ser el inicio de un cambio en la forma de pensar acerca de la inteligencia de los peces.

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