Con intensas olas de calor azotando a la Tierra, en Pakistán ya han muerto más de 1.000 personas y muchos luchan por mantenerse a salvo en un mundo cada vez más caliente.
Comenzamos este 2015 con la noticia de que el pasado 2014 fue el año “más caliente” registrado hasta ahora, y hoy vemos cómo la ciudad de Karachi en Pakistán está enfrentando una intensa ola de calor con temperaturas de hasta 44ºC que ya ha cobrado más de 1.000 vidas, la gran mayoría de ellas a causa de apoplejías causadas por el calor y deshidratación. Esto se ha visto empeorado por severos cortes de electricidad que han dejado a muchos sin agua y luz.
Pero esto no es algo nuevo, ya el pasado mes de mayo India registró increíblemente altas temperaturas marcando un récord de 47ºC para otra ola de calor en donde el resultado también fue devastador: en esa ocasión murieron otras 1.700 personas. Y eso que para muchos países alrededor del mundo, el verano está recién comenzando. Lo más preocupante es que se espera que estas condiciones continúen empeorando. Según un informe publicado por la EPA, si continuamos contaminando como lo hemos hecho hasta ahora, se estima que las olas de calor matarán a alrededor de 12.000 personas cada año sólo en EE.UU para el año 2100, y que la gran mayoría de la población mundial –que vive en ciudades– estarán más expuestos al efecto de la “isla de calor” y los peligros que esto conlleva.
Akhtar Soomro/Reuters
Quienes se ven mayormente afectados en estos casos son aquellos con menores recursos y los adultos mayores, sin contar con los problemas de sanidad que esto acarrea. Con intensos calores como estos, las bacterias y viruses proliferan y con tantas muertes, como se está viendo hoy en Pakistán, los hospitales y morgues no dan abasto y los cuerpos se descomponen rápidamente. Kim Knowlton, un científico del Natural Resources Defense Council, ha advertido que “nuestra vulnerabilidad al calor aumenta en la medida que la población en EE.UU envejece. Varios millones de adultos de 65 años en adelante son más vulnerables al calor en estas ocasiones“. Esto, porque a medida que envejecemos nuestro corazón y pulmones –reguladores de la temperatura corporal– se vuelven más débiles, haciéndonos más susceptibles a los efectos del calor, a esto se suma que aquellos que padecen de enfermedades como asma o problemas respiratorios también son más propensos a verse afectados cuando hay mucho calor.
Knowlton también ha señalado que “Aconsejamos a las personas que tomen las olas de calor con mucha seriedad, porque el cambio climático está haciendo que estas olas de calor sean más intensas y tengan una mayor duración“.