Los latinoamericanos están pagando el precio de la destrucción climática de las multinacionales

*Este artículo fue escrito por Nick Fillmore, un galardonado periodista de investigación y uno de los fundadores de la Asociación Canadiense de Periodistas (CAJ), para el HuffPost. Fillmore además tiene un blog llamado A Different Point of View

La información contenida en un nuevo informe que detalla cómo las corporaciones multinacionales están destruyendo el medio ambiente y causando graves daños climáticos en América Latina, trae la atención a un tema importante que no se está teniendo en cuenta en las negociaciones de las Naciones Unidas sobre el cambio climático.

El informe describe detalladamente cómo la destrucción causada por tres corporaciones multinacionales europeas, son ejemplos típicos de los daños causados por las multinacionales en todo el continente latinoamericano. Mientras que las discusiones sobre el cambio climático en Lima se centraron en lo que las naciones estados deben hacer para llegar a un acuerdo sobre el clima dentro de un año, está faltando el desarrollo de un debate sobre cómo las empresas no toman responsabilidad por los daños climáticos que causan en los países en desarrollo, daños que finalmente terminan siendo responsabilidad de los propios gobiernos.

Contaminación de petróleo en ecuador.

Las corporaciones multinacionales están expandiendo sin tregua sus operaciones en regiones cada vez más vulnerables y remotas del mundo“, dice el informe, escrito por tres grupos de interés público: El Centro de Democracia de San Francisco, El Observatorio Corporativo de Bruselas, y el Instituto Transnacional de Amsterdam.

En este documento se encuentran compañías como el gigante español de combustibles fósiles Repsol, el conglomerado de minería y recursos con sede en Suiza Glencore-Xstata; y Enel-Endesa, un consorcio italiano.

“En el caso de Repsol, la multinacional española de combustibles fósiles, vemos cómo la incesante búsqueda de nuevas reservas de gas y de petróleo en Perú apunta directamente a los territorios indígenas y a los bosques de la región, fomentando una destrucción social“, dice el informe.

“Otro caso peruano es el de Glencore-Xstata. Manipulaciones políticas han permitido al conglomerado minero y de recursos con sede en Suiza, expandir sus operaciones mineras de cobre en la región. La escasez de los recursos hídricos, ya reflejados por el cambio climático, están siendo contaminados con la impunidad“.

“En Colombia, el consorcio con sede en Italia Enel-Endesa, desarrolla una gigantesca central hidroeléctrica como un proyecto de ‘energía limpia’ a través de su filial latinoamericana Emgesa. Pero en lugar de beneficiar a la población local, la electricidad se destina a la industria por el descuento en los precios“. Los resultados en Latinoamérica de una mala conducta corporativa son: los daños ambientales, el uso excesivo de los recursos hídricos, cada vez más altos niveles de emisiones de carbono, y con frecuencia, las dificultades para las comunidades indígenas.

Lo que no está siendo considerado en las charlas de la COP 20, es que la mayoría de los gobiernos en vía de desarrollo del mundo no son capaces de obligar a las empresas a ser más respetuosas con el medio ambiente y el clima. Por otra parte, en Europa, las empresas no son responsables de lo que hacen en los países en desarrollo.

Los latinoamericanos están perdiendo de tres maneras diferentes: su clima y el medio ambiente están severamente dañados, tienen que pagar por sus excedentes de carbono, y prácticamente la totalidad de las ganancias de estos megaproyectos vuelven hacia los países ricos y desarrollados.

Este irresponsable comportamiento corporativo es una razón más para que los países del norte se pongan de acuerdo para invertir miles de millones de dólares para el Fondo Especial de Cambio Climático, que se destinarán a compensar a los países del Sur por los daños hechos por los del Norte.

Deforestación en la selva tropical.

Con la disminución de ganancias en muchas de las empresas del Norte desde la recesión en el año 2011, están “invadiendo” todos los países de América Latina. En particular, las empresas españolas han llegado a ser tan bien conocidos por sus numerosos y ambiciosos proyectos de desarrollo en América Latina que a menudo los llaman los “Conquistadores Corporativos“, una referencia a la forma en que los españoles conquistaron gran parte de América Latina hace siglos en busca de oro, plata y mano de obra barata.

Repsol, una de las más grandes de las muchas empresas españolas, es criticada por la extracción de gas natural en la mitad de la selva de Perú, utilizando docenas de plataformas de perforación, cientos de kilómetros de tuberías, la construcción de una planta de recuperación, carreteras, etc. El informe dice que Repsol va a ampliarse aunque sea “a costa de la devastación de las comunidades indígenas y sus culturas, así como de la destrucción de los bosques, la biodiversidad y los recursos hídricos…“.

En otra parte del Perú, en el sur de los Andes, las actividades mineras de Glencore Xstrata están poniendo una “presión extrema” en el suministro de agua, según el documento. La vida de las comunidades indígenas están estrechamente ligadas a un centenar de lagos y cuatro cuencas fluviales.

En 2009, los niveles peligrosos de contaminación provocaron abortos espontáneos, deformaciones y la muerte en el ganado de la zona. Estudios independientes muestran que la compañía había contaminado el suministro de agua con metales pesados como el arsénico. Se han dado duras y a veces violentas confrontaciones, pero aún así los ciudadanos locales se encuentran en riesgo.

Los resultados del informe explican que poderosas corporaciones multinacionales logran superar la resistencia a sus prácticas ambientales perjudiciales, infiltrando en los procesos políticos de un país, haciendo promesas que nunca se cumplen, o simplemente haciendo caso omiso de la oposición local.

En la COP 20 en Lima, el 4 de diciembre, los pueblos indígenas de diferentes partes del mundo fueron parte de un influyente grupo para los líderes de la ONU y los gobiernos nacionales, exponiendo sobre los daños sufridos en sus comunidades. “Debido al calentamiento global, nuestra gente está sufriendo una variación climática constante”, dijo Klaus Quicque Bolívar, quien vive en la Amazonía peruana. “Hay un exceso de calor, los ríos se están calentando, hay menos producción agrícola y una disminución en la reproducción natural de los peces. Algunas especies animales están desapareciendo y el ciclo de los frutos silvestres está variando”.

Pero muchos de los participantes indígenas en la COP 20 han expresado su preocupación acerca de si sus puntos de vista se incluirán en el documento final. Mientras que la comunidad indígena pudo dar su opinión durante una breve reunión, los delegados del sector empresarial multinacional están recibiendo mucha más atención y han estado más ocupados negociando con los delegados de los diferentes gobiernos para adoptar soluciones favorables a la industria y así combatir el cambio climático.

Si el resultado de esta conferencia climática de la ONU es algo como otras celebradas en los últimos años, las recomendaciones de la comunidad indígena recibirán reconocimiento sólo al final del comunicado, un resultado que seguramente servirá para recordarles lo difícil que es combatir contra las poderosas corporaciones en sus propios países latinoamericanos.

Visto en: HuffPost