El acto de bondad de este carpintero le trajo consecuencias inesperadas, pero que lo engrandecieron como persona.
Una mañana como cualquier otra, el carpintero Todd Sutton partió a su trabajo en la construcción del Museo de Arte Moderno de San Francisco. Sin embargo, cuando llegó al lugar para iniciar con sus actividades diarias, se encontró con una triste situación. Un mapache bebé había caído en una trampa.
Este pequeño llevaba días causando daños en el sitio de la construcción, por lo que la compañía tomó la decisión de llamar a un especialista en control de plagas para que lo capturara y lo matara.
Sutton tenía claro cual sería el destino de este travieso animalito y decidió boicotear el plan de sus superiores. “Yo sólo estaba haciendo lo que me parecía correcto”, explicó a San Francisco Chronicle. “Era tan sólo un pequeño bebé y no podía permitir que lo mataran”, agregó. Así, tomó la trampa, la puso en la pick-up de su camioneta y la cubrió con una sábana. Este último acto con el doble propósito de esconderlo y además, mantenerlo a oscuras, ya que se trataba de un animal nocturno que probablemente se siente más cómodo en esas condiciones. Volvió a su jornada de trabajo con absoluta normalidad y aprovechó de llamar al control animal de la ciudad, para encontrarse fuera y que lo ayudaran a liberarlo.
El problema fue que el jefe de la compañía RFJ Meiswinkel Co. se enteró de los planes de Sutton y lo llamó a su oficina. El carpintero comprendió de inmediato a qué se debía la reunión y esperaba por lo menos una cachetada. Lo acusaron de ladrón y lo despidieron sin darle ni un segundo para defender su causa.
Finalmente Sutton se fue de la compañía y liberó al mapache. Luego fue a devolver la trampa por la que lo acusaron de robo en el sitio de la construcción y desde entonces ha estado buscando un nuevo trabajo e investigando para tomar acciones legales por la injusticia que vivió. “No me importan las consecuencias, lo volvería a salvar una y otra vez“, concluyó.
Visto en The Dodo
