Primero Indonesia y ahora África. Estas plantaciones están amenazando a chimpancés, gorilas y mandriles.
Las plantaciones de aceite de palma ya han destruido enormes extensiones de tierra en el hábitat de los orangutanes en Indonesia. Ahora está sucediendo lo mismo en África, donde plantaciones industriales a gran escala amenazan a chimpancés, gorilas y mandriles, entre otras especies.
Según un nuevo estudio de Greenpeace África, las plantaciones de aceite de palma y de caucho han crecido rápidamente al sur de Camerún desde comienzos de esta década. La organización reunió imágenes satelitales que muestran la rápida deforestación en un área importante del hábitat de la jungla colindante con la Reserva de Fauna de Dja, declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, que es hogar de más de una docena de especies de primate amenazadas, así como también de elefantes, leopardos, y el casi extinto loro gris africano.
“Hemos podido ver un claro aumento de inversión en el África tropical en los últimos años”, dijo Filip Verbelen, voluntario de Greenpeace. “Muchos de los nuevos proyectos relacionados al aceite de palma que están surgiendo tienen o tendrán un impacto negativo en el bosque tropical”. La deforestación documentada por Greenpeace ocurre en una concesión de tierra llamada Hevea Sud, donde compañías de China y Singapur operan plantas de caucho y de aceite de palma. Como se ve en las imágenes satelitales de Greenpeace, la deforestación aquí se extiende hasta las fronteras de la Reserva de Fauna de Dja.
Según la organización, las concesiones tienen planes de seguir cultivando en áreas actualmente intactas, densos bosques lluviosos y otras reservas, incluida la propuesta Reserva de Vida Salvaje Ebo, de 1,4 kilómetros cuadrados. Verbelen considera a esta reserva “una de las áreas primordiales para la conservación de primates en Camerún”. Aunque la deforestación se está llevando a cabo fuera de las reservas protegidas, Greenpeace afirma que sigue siendo un hábitat importante para la fauna africana. Sobre todo porque el desarrollo industrial próximo a las reservas puede impedir la migración de especies, cambiar el patrón de las aguas, formar erosión y presentar otras amenazas a la flora y fauna.
“Los proyectos industriales a gran escala, ubicados tan cerca de las áreas protegidas, pueden causar daños irreversibles”, indicó Verbelen. “Uno esperaría que las zonas circundantes a aquellas áreas protegidas fueran destinadas a un uso menos invasivo como la silvicultura comunitaria o la agricultura local”, agregó.
Un informe de la UNESCO de julio de 2014 también indicó que la caza ilegal va en aumento en la Reserva de Fauna de Dja. Verbelen dijo que el desarrollo cercano a estas reservas da a los cazadores acceso fácil a áreas que antes los humanos rara vez visitaban. “El proyecto contribuirá a un aumento significativo de caza ilegal dentro y fuera de la reserva”, aseguró.
La reserva prácticamente no tuvo que enfrentar ninguna presión de los cazadores cuando fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987. La caza comercial está prohibida dentro de los límites de la reserva, excepto por una pequeña comunidad de Pigmeos Baka que vive ahí. Greenpeace señaló que la deforestación en Hevea Sud, aunque sólo abarque 30 kilómetros cuadrados hasta ahora, debe considerarse una advertencia de lo que está por venir.
“Las áreas protegidas se encuentran bajo una presión creciente casi en todos los lugares del trópico”, dijo Verbelen. “Hay una explosión de nuevos proyectos en la Cuenca del Congo, en particular de la minería, petróleo, infraestructura, y agro industria como la del aceite de palma. Estos proyectos tendrán significativos impactos directos e indirectos, lo cual se traduce en grandes áreas de bosque tropical prístino siendo permanentemente destruido y una gran cantidad de comunidades rurales afectadas. El impacto en la vida salvaje y en la ecología de los bosques no debe subestimarse”.
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